103 años dan para mucho. Son los que lleva abierta esta barbería junto al arco de Cuchilleros que da acceso a la plaza Mayor, por la que han pasado desde el nieto de Valle-Inclán al mítico actor Sancho Gracia (cuando llevaba las patillas de Curro Jiménez). Es un museo vivo de la barbería más clásica, muy alejada del postureo que suele rodear algunos negocios como el suyo, pero de nuevo cuño.
Sus butacas son de época, las navajas y suavizadores de la vitrina del fondo, también. Y que nadie subestime al Kinze, porque el rumbo de los barberos de Madrid se ha fraguado aquí. Miguel (quinta generación) recuerda cuando uno de los ocho barberos italianos que Al Capone tenía en Nueva York vino a dar un curso sobre afeitado tradicional. Y lo curioso es que, a pesar de la fama, no hace falta reservar. Uno pasa, se sienta y espera su turno. Nacho, cliente habitual, lleva haciéndolo así más de 30 años. Y nos ha confesdado que está encantado.