El salitre, uno de los ingredientes de la pólvora, ha servido de nombre y de inspiración para el nuevo negocio de Grupo Vespok 360 que triunfó, entre otros, con la apertura precisamente de Pólvora, en la calle Juan Bravo, hace unos años. Salitre está junto a él en el reconocible local que fue el O’Clock, con su terraza, su pequeño patio al bajar las escaleras de entrada y la barra, maderas, rincones y aires clásicos en el interior de un espacio con solera.
Por dentro apenas ha cambiado porque quieren seguir siendo eso, un bar, abierto todo el día, desde el aperitivo al copeteo nocturno, incluso con actuaciones en directo, ambiente joven y una carta de picoteo sencillo pensado para compartir. El salitre, que nos lleva irremediablemente a la costa, tiene también sentido en ella. Con marisco y laterío, comenzando por una zamburiña gallega asada, arranca el menú.
Tostas como la de anchoa de Santoña o la de tartar de gamba y empanadas como la eterna de zamburiñas prosiguen antes de una selección de tablas de ibéricos y un apartado vegetal con ensaladas o unas buenas alcahofas con sal de jamón y ajito. Rico el pulpo con queso de tetilla y la tarta de quesos ahumados que alcanzó la fama en Pólvora. Vinos reconocibles y fórmula ejecutiva a mediodía (19 euros) completan una oferta correcta sin más servida por un amabilísimo personal.