Arepas
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Ruta de la arepa: los mejores restaurantes venezolanos en Madrid

Direcciones irrenunciables para disfrutar de la versatilidad de uno de los grandes iconos culinarios latinos

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Comer con las manos tiene una conexión casi ancestral. La arepa no guarda tanto arraigo en el estándar consumista del street food global pero afortunadamente los flujos migratorios cambian las cosas. Hasta en los usos y gustos gastronómicos. Así, la comunidad venezolana -colombiana también, no nos peleemos por el origen del invento- introdujo en Madrid la fiebre por uno de sus mayores iconos culturales.

Símbolo hoy de fusión latina y también española, este alimento precolombino netamente popular alegra nuestro callejero de bares y restaurantes con múltiples variantes. La sencilla torta a base de agua, sal y masa precocida de maíz (cuanto más se amase más fina resultará), que puede ser pasada por horno, plancha o parrilla, y rellenada con lo que a uno le apetezca, tiene su ruta oficial en la ciudad, pero nosotros proponemos la nuestra.     

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La Cuchara

Abierto en Conde de Peñalver en 2010, el del chef Leo Araujo tal vez sea el mejor restaurante venezolano de la ciudad, al menos el más indicado para conocer una oferta completa de su gastronomía. Podríamos decir lo mismo de Apartaco, su segundo establecimiento, esta vez en la calle Luchana. En La Cuchara hay tequeños, empanaditas, tostones, chupe y sancocho, cachapas, mondongos, hallacas, chalupas… Es decir, entrantes y sopas, bocados a una mano y a dos, y también contundencia en el plato. El surtido de arepas en formato mini (12,5 euros) permite probar la reina pepiada de pollo y aguacate, la pernilola de pernil y tajada, la dominó de caraotas y queso blanco, y la pelúa de carne mechada y queso amarillo. Entremedias o para el final aguardan los cócteles caribeños adaptados para este tipo de comida, con licores, frutas cítricas y exóticas, y mucho hielo. Además, los domingos hacen hueco a un brunch, por supuesto, venezolano.     

GramaBar

Antes de contar con nueva ubicación en Villaverde, este habitual del cónclave venezolano en el meollo de la ciudad, junto a la puerta del Sol, mutó en Grama Lounge Bar. Su terraza semicerrada da sentido a la idea de cocina playera como si aquí todo fuera arena y mar. Es así como consigue un ambiente festivo casi perpetuo que logra conquistarlos a ellos y a nosotros. Sentirse allí con cerveza importada, degustación de arepitas, mucha parrilla y, es lo de menos, algún roll de pescado y arroz. La cesta criolla (30 euros) es una manera imponente de empezar: entre tequeños, yucas o tostones, incluye arepitas que hay que abrir y rellenar uno mismo. Luego hay un sinfín de arepas más, con la posibilidad de personalizarlas eligiendo el relleno. Por si fuera poco, una carta interminable de zumos y cócteles coloridos, además de un brunch a la venezolana, con arepitas asadas o fritas. 

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La Cachapera

Tras asentar su animosa propuesta arepera en Barcelona, David Díaz cogió el puente aéreo para seguir haciéndose un hueco en los corazones de su comunidad. Fue en la calle Barquillo donde fijó este nuevo punto de encuentro en amarillo y turquesa alrededor de las cachapas y las arepas. Además de la ración de su versión mini con chicharrón y nata criolla, La Cachapera sirve cinco tipos de arepas en función del número de rellenos diferentes a elegir (tocineta, cerdo frito, queso amarillo rallado, tajadas de plátano macho…). A la más abundante la llaman Santo Ángel, por 11,25 euros. Además, reservan una última arepa bien típica con carne llanera a la parrilla y queso llanero asado. Hay muchos más platillos, dulces y cócteles caribeños en este local acogedor marcado por el ladrillo y la identidad visual de una marca ya muy reconocible. 

Casa Jaguar

Los tres vistosos locales, por lo tropical, que llevan este nombre en el barrio de Palacio y en los mercados de Antón Martín y San Fernando abren la mano a una propuesta multilatina. Hay ceviches o guacamole, pero entre los destinos en los que se fija su carta figuran platillos venezolanos como las arepas. No falta la reina pepiada, la arepa venezolana por excelencia, con pollo de corral, aguacate y mayonesa. Al mismo precio (4,5 euros) ofrecen también una jugosa versión oaxaqueña, con queso fundido Oaxaca, cebolla caramelizada y salsa Hogao (pimientos, chiles y cebolla). Lo mejor para pasar este bocado (en dos o tres mordidas te lo ventilas) es beber la michelada de la casa o alguno de sus refrescantes cócteles largos con pisco o ron.  

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Terezza

Los hijos de Teresa emigraron desde Venezuela para montar en Madrid un restaurante que mezclara pizzas con productos de su tierra, aquellos que mamaron siendo niños. Poco a poco, el primer Tepizzare fue tomando otra forma hasta quedarse en Terezza (más por la sazón que por la pizza), un lugar completamente centrado en venezuelan food. Aunque el plato estrella del lugar, también con distintas sedes (calles Orense y Ventura de la Vega), son las cachapas (enorme tortita de maíz dulce rellena de queso telita), las arepas son otro aliciente tentador por sabor y tamaño. Gigantes (600 gramos de arepas), generosas y, casi mejor, muy variadas. Desde las arepas pabellón (carne de ternera desmechada, frijoles negros, queso rallado y plátano macho) a las de pernil (cerdo, cama de queso frito y nata) o las de pollo (sobre base de piña), éstas últimas acompañadas de guasacaca, una salsa que suena rarita pero es tipo guacamole aunque más untable y no tan espeso. En cualquier caso, todo un festín arepero. 

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