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La zona manda y, para más señas, detrás del proyecto se encuentra Esperanza Martínez-Bordiú. De corte aburguesado –con aguafuertes enmarcados en las paredes- esta reciente apertura viene para dar de comer a muchos vecinos que buscan una atención de primera y que pueden pagar unos “huevos fritos ecológicos con patatas y jamón del bueno” a 18 €. Por suerte sirven muchos platos en medias raciones (ellos las llaman pêtit). Como excepción/sorpresa encontramos en la carta una tempura de langostinos con salsa kimchi. El resto habla por sí mismo del carácter del restaurante: anchoas de Santoña (00, claro), ensalada con perdiz en escabeche, albóndigas de cordero, bacalao al pil-pil, tarta clásica de limón... Además de en estos platos conservadores y un producto de categoría, su fuerza se sustenta en la parrilla al carbón de la que salen chuletones, presa ibérica macerada, pollo a las finas hierbas, algún corte Hereford (conocida raza inglesa)… Igual que disponen de aparcacoches, disponen de una carta sin gluten y de otra para vegetarianos. No falta una barra para picar algo o tomarse una copa.