Desde un ceviche de corvina y crujiente de calamares a unos mejillones a la chalaca o unas croquetas de ají de gallina. La gastronomía peruana aterriza a orillas del parque de Berlín en un espacio luminoso y colorista. Como la cocina que ejecutan. La carta ofrece todo ese mestizaje propio de un país con múltiples infuencias y territorios tan dispares como la Cordillera Andina, la costa del Pacífico o la selva amazónica. Vais a encontrar platos tradicionales y esos chispazos de sabor (jugando con lo cítrico y lo picante) donde se entremezcla lo asiático con ingredientes mediterráneos.
Los aficionados a la carne tienen una sección donde reluce el llamativo guiso de ossobuco y tuétano servido en su hueso y acompañado de pan brioche pero donde no faltan ni el popular lomo saltado (en nido de patata) ni su sabrosa versión nikkei de la panceta. Y, claro, te preparan los pisco sour que quieras... o un chilcano. Porque puedes ir simplemente a tomarte algo en la barra o acompañar la comida con un cóctel que siempre suena más festivo que una botella de vino.