Tras años de éxito en su casa madre siciliana, Ozio Gastronomico desembarca en Madrid de la
mano de su chef Dario Genova, que aquí se apoya en la también italiana Claudia Loi. La impronta del sur del país de la bota se nota a simple vista en una carta que repasa sus especialidades con buenas intenciones faltas aún de rodaje.
En un luminoso espacio que llama la atención por su horno visto, azulejos, colores y hasta piezas hechas con lava del Etna, desfilan arraigadas y contundentes recetas que se suaviza con influencias de toda la cuenca mediterránea. Así, la arancina, la croqueta de arroz callejera por excelencia de Sicilia, se refina con un relleno de gamba roja y burrata y la famosa caponata se presenta en pequeñas raciones en sus diferentes versiones (Catania o Messina) componiendo otros de los entrantes.
La pizza siciliana, a menudo cuadrada, más gruesa y con más protagonismo del queso y los salazones, conforma otro apartado junto al de pizzas napolitanas clásicas y otras elaboraciones de diversas regiones como los bocaditos, también de masa de pizza, en este caso frita, rellenos de paletilla de cerdo y stracciatella de Apulia o de mortadela Favola. Los busiati con pesto de Trapani, a base de almendras y tomate a diferencia del genovés, son la única pasta que se hace en casa de momento aunque toda la demás viene de Italia.
El bacalao con salsa de cebolla, tomate y anchoas, muy de la mamma, o los envoltinos de carne tan de Palermo son destacables principales. El cannolo siciliano deconstruido es el postre estrella junto, de nuevo, a alguno napolitano como la rosquilla con crema de naranja o el babà versionado.