El barrio de Chamberí y la transitada calle Sagasta dan la bienvenida a un nuevo nikkei que aterriza con las garantías de un grupo potente y un chef con buen bagaje. La propiedad es la misma que la del restaurante Hacienda, que presume de ser un favorito en Colombia de estrellas como Maluma o Sebastián Yatra, y el cocinero Camilo Mazuera, originario de ese país también, cuenta en su currículum con un paso por el mismísmo Noma de Copenhague.
Quizá esa experiencia sea la que le ha hecho idear una degustación (50 €) que ha llamado Viaje y que repasa lo mejor de una carta a caballo entre las influencias japonesas, peruanas y latinas en general. A Onno se entra por un área de barra y mesas altas en la que la coctelería es estrella. Lo cierto es que los pisco sours son una maravilla en compañía de opciones de tapeo como los hongos tenyaki en tempura con mayonesa de kimuchi, salsa de anguila y kale o las vieiras al ají amarillo. Este picoteo sigue disponible durante todo el día, entre horas, mientras que la carta general y el menú lo están solo en horario de comidas y cenas.
Tras arrancar con los hongos, seguimos con una fantástica tostada de atún rojo y crema de aguacate. Comprobaremos después que el atún es lo mejor que tienen, pues el resto de cortes no brillan especialmente en los nigiris, sobre todo en el de vieira, jamón ibérico y foie en el que todo se pierde. Es bueno el ceviche de la casa, con pulpo, salmón, atún y pescado blanco y muy rico, en cuanto a punto y sabor, el arroz de mariscos con ají amarillo. Pasa sin pena ni gloria el pollo con noodles, contramuslos en salsa agridulce, fideos de arroz, maíz cancha y chimichurri de mango. De postre, el milhojas de arroz con chocolate y helado satisfará a los más golosos.
Al local, para llegar a los aires de "place to be" que promulga, le faltan un par de vueltas. El intento de emular una taberna japonesa con barra de sushi y un restaurante de moda se les ha quedado más bien en aspecto de cafetería, al menos de momento en estas semanas de rodaje: la falta cariño, calidez, repasar una iluminación fallida y un 'setting' de mesas y una cocina vista sin cuidado de la estética. El personal y el equipo, estupendo.