Como su propio nombre indica, a este restaurante viene uno a cuidarse. Desayunar, comer o picar algo ligero se convierte en una auténtico (y saludable) placer al cruzar las puertas de este pequeño restaurante de Alonso Martínez. Decoración vintage, mesas alargadas para compartir y un ambiente donde reina la tranquilidad dan la bienvenida a quienes quieren comer sano sin renunciar a saborear cada plato. Su carta es reducida, pero cuenta con elaboraciones para todos los gustos, desde ensaladas de diferentes lechugas, salteados de judías francesa, buñuelos de zanahoria, cuscús, quinoa y arroz integral, todo ecológico. Sus raviolis de calabaza con albahaca y sus medallones de solomillo de cerdo con gremolata de naranja, limón y piñones están espectaculares. Eso sí, llevad suficiente dinero en efectivo porque no admiten el pago con tarjeta de crédito.
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