De los creadores de Don Panko, Okonomi San se suma a la oferta de restaurantes japoneses de la capital en los que descubrir la gastronomía nipona más allá del jaleado sushi, a través de otras elaboraciones de su cocina, muchas de ellas de corte popular. Precisamente en esta línea de platos populares se plantea la oferta en esta izakaya de Hiroshima, la primera en su categoría en España, que ha establecido su sede muy próxima a Cuatro Caminos. Con zona de mesas altas y de barra (parte de ella frente a la cocina), cuenta también con un espacio de sala, amplio y abierto, en la que predominan el estilo industrial, el color gris y la madera. La especialidad protagonista de su carta por la que peregrinar a la calle Maudes es el okonomiyaki. Este plato es un icono en la región de Hiroshima y fue receta clave de subsistencia tras la Segunda Guerra Mundial por su versatilidad, ya que podía prepararse con casi cualquier alimento disponible, con los brotes de soja y el repollo como base.
El okonomiyaki se elabora sumando diferentes capas de ingredientes, a medio camino entre una tortilla y un revuelto. En la región de Hiroshima, de la que toma la referencia la especialidad de Okonomi San, tiene la particularidad de llevar, además de brotes de soja y repollo, fideos yakisoba y un huevo frito, todo ello cocinado en la plancha, superponiendo unos ingredientes a otros. El resultado es una elaboración contundente, perfecta para compartir o para tomar como plato único, en la que se mezcla una combinación de sabores y texturas particular.
En este local, a medio camino entre una taberna y una casa de comidas de aire moderno e ideal para amantes del manga, el okonomiyaki se hace al momento, y se encuentra en cuatro versiones (una de ellas vegetariana). Si te estrenas, la receta clásica será un acierto: lleva el repollo y los brotes de soja de base, panceta y huevo frito y está cubierto mayo, aonori y salsa okonomiyaki sobre las que se mueve, sutil y delicado, el katsuobushi que le da el toque final.
En su carta hay otro plato estrella que comparte protagonismo con el anterior: los fideos udon, preparados en tres versiones distintas, entre las que destaca la opción con pato y puerro, con un caldo muy sabroso. Además, una sección dedicada al ramen amplía las posibilidades de principales. Si eres de los que comienza compartiendo, hay disponible una serie de entrantes sencillos, con bocados correctos pero no memorables. De cierre, dos opciones, mochi del día y umeshu de ciruelas, un licor dulce con un toque ácido.
Para enmarcar el apartado de bebidas, en el que destaca su selección de sakes, que además son parte muy acertada del atrezzo del local, en la onda propia de una izakaya japonesa en la que esta bebida es imprescindible. Más allá del sake, cuentan con la cerveza japonesa Mori 1984, un apartado dedicado a la coctelería, otro al whisky (japonés, por supuesto) y refrescos de Fritz-Kola además de té verde o soda de pomelo.