Moncalvillo

Acogedor e íntimo. Perfecto para una velada romántica. Pocas mesas, carta afrancesada y una carta pero sugerente y bien ejecutada, con una elegancia sobria (como su decoración), con un producto de calidad. Abrieron en 2008 y sin hacer mucho ruido y desde una calle poco transitada se han convertido en una notable referencia gastronómica de la zona, donde la competencia aumenta cada día. Los responsables de este autodenominado café bistró despliegan en su propuesta un buen puñado de ejemplos de cómo sacar un espléndido partido a la temporada. Carnes y pescados de calidad tratados desde el recetario tradicional, buscando el sabor por encima de la creatividad. Su apetecible brunch va, eso sí, más allá de los típicos huevos benedictine.