El mercado municipal de Vallehermoso fue construido en 1930 y abrió sus puertas por primera vez tres años más tarde. Su estructura arquitectónica supuso una novedad con respecto a otros centros comerciales de la época, con una fachada colorida, en tono carmesí, y castiza, que hace que no pase desapercibido y que aparezca, rotundo, en la esquina entre Vallehermoso con Fernando el Católico.
A su excelente oferta de alimentos frescos de calidad a precios muy interesantes –que comprenden carnicerías, pescaderías, fruterías, mantequerías tradicionales, pollerías y panaderías, especialistas en vinos naturales… – y que lo convierten en un referente para la compra cotidiana del barrio, se suma una variada oferta gastronómica para comer in situ. En la segunda vida del mercado, tras superar una etapa de decadencia que se alargó más allá de la década de los años veinte del pasado siglo, el espacio logró reinventarse. Así, incorporó a su lado de venta de producto fresco diferentes puestos de restauración que han ayudado a su recuperación y a que se encuentra más vivo que nunca.
Entre la oferta de restauración encontramos especialistas en cervezas artesanas, en croquetas, en empanadas gallegas, en cocina italiana… pero también negocios que han acercado a Vallehermoso otras culinarias del mundo, como es el caso de la propuesta de Distrito Ceviche, o del afamado Tripea del cocinero Roberto Ruiz, que mezcla culinarias asiáticas y latinoamericanas, o Kitchen 154, cuya propuesta una serie de elaboraciones eclécticas con sabores viajeros e inesperados.