A espaldas del edificio emblemático que ocupa el hotel Riu en la madrileña Plaza de España, en la calle de los Reyes y a un paso de Noviciado, se encuentra Little Dragon. El restaurante, que ofrece comida china, está especializado en dumplings de diferentes tipos y también la elaboración artesana de lamian, fideo tradicional chino.
Su propuesta de dumplings es perfecta para compartir, chocando palillos, y concentra gran variedad de opciones de masas rellenas ordenadas en tres familias, servidas en ordenes de entre cuatro y ocho unidades. Los protagonistas: los xialong baos, shenjiangbaos y wontones. Entre los primeros, hay opciones de cerdo, pollo y cerdo con trufa. Imprescindible su shenjiangbao relleno de carne de cerdo y verduras, sabroso y dorado en la plancha para lograr un toque crujiente.
La propuesta de wontones es amplia y se divide entre la versión seca y la que se sirve en sopa. De masa casera, fina y sedosa, destaca la que indican como especialidad, la versión sichuanesa y casera conocida como Hong You Chao Shou, rellena de cerdo y acompañada de salsa picante de aceite de chili. De otro lado, los platos de fideos –es decir, de lamian– también son otro de los puntos fuertes y se dividen igualmente en dos categorías, salteados o en sopa.
En la partida de snacks, platillos como la ensalada de pepino con ciruela, fresca y con un toque dulce o los rollitos fritos, en versión de ternera y gambas o el clásico, de Shanghai, rellenos de verduras (en ambos casos, se sirven por pares) son buenas opciones para completar la comanda. Un punto a favor: si hay más comensales que unidades por ración, Little Dragon ofrece adaptar el número y ajustar la ración para que todos en la mesa puedan probar un poco de cada sin necesidad de pedir el doble.
Avanzando en la carta y en la degustación, entre otros platos principales, resultan un acierto las dos opciones de cerdo, cortado en finas tiras y rebozado con pimienta y especias y la opción más crujiente y el lomo empanado al estilo de Shanghai, que llega a la mesa cortado y en un punto de fritura perfecto. En carta, el restaurante también incluye elaboraciones de verduras y tofu, y el clásico pack choi salteado.
En el apartado de postres, es tentador cerrar la ronda de masas con un bocado dulce llamado Liu Shao Bao, un bollito dulce relleno de yema curada elaborada con azúcar, mantequilla, leche y natillas o preparado para elaborar estas. Al primer bocado, como si se tratase de una lava dulce, la yema asoma en la masa del bao, que en Little Dragon elaboran en color negro y presentan con un toque dorado en la cobertura. Adictivo.
No hay propuesta de vino, pero sus bebidas caseras servidas por jarras de un litro y otras como la leche de coco o los tés conviven con la posibilidad de tomar una Tsingtao, la cerveza china más conocida en el exterior. El comedor, amplio y decorado sin excesos, da pie a un ambiente informal que, junto a una buena calidad en el servicio, amable y atento, completan la ecuación para una relación calidad–precio más que correcta y casi extinta en el centro de Madrid.