Hacia el final de la velada, cuando uno de los camareros se acerca a la mesa y abre un maletín con más de una decena de cuchillos para elegir el utensilio que consideres más atractivo para la carne, convirtiendo así el momento en una escena propia de Tarantino, se resume buena parte del carácter de este steakhouse que Dani García se ha traído de su Marbella natal, donde ya es una referencia.
En esta casa, ubicada dentro del Hotel Hyatt Regency Hesperia donde antes estuvo el aplaudido Santceloni, dan valor al servicio de sala (la hamburguesa -viva imagen de la que servía en su restaurante triestrellado-, y no es el único pase, se empieza a trabajar frente al comensal) pero sin desatender su vena popular (suena Blondie en un elegante interiorismo que fluye entre la madera, una tenue iluminación y su heterogénea clientela). Media docena de preciados cortes (ribeye, tomahawk, chuletón de vaca vieja...) esperan en las páginas postreras de una apabullante galería de platos donde cada comensal encontrará un lugar donde sentirse cómodo y salir más que satisfecho.