Grillao se encuentra en una de las arterias principales del barrio de Chamberí, allí donde Eloy Gonzalo casi toca con la glorieta de Quevedo, en el lugar de paso perfecto. El emblema que acompaña esta ubicación estratégica es “lo más auténtico a fuego lento” y descubre, sin medias tintas, que en su cocina la especialidad es la parrilla y su elemento, el que arde. El amplio comedor en el que conviven una barra con taburetes, algunas mesas altas y numerosas mesas bajas deja vista una cocina abierta, en la que observar el trabajo en las brasas. Distintos tonos de blanco y beige, apuntes de azul y negro y madera conviven en este espacio, bien distribuido y que cuenta con un larguísimo banco corrido en la pared izquierda que hace posible unir mesas bajas y reunir grupos cómodamente. Al otro lado de la puerta, en la calle, la terraza en la que disfrutar los días soleados.
Una vez a la mesa, el ambiente es relajado y las opciones en carta muy variadas. Este es el tipo de establecimiento en el que encaja cualquier tipo de reunión y de degustación que la acompañe: con familiares, con niños, con pareja, con amigos… y en todos los casos, será sencillo que todos salgan contentos, pues las opciones cubren todos los gustos y, además, pueden combinarse de mil maneras. La carta de vinos, bien surtida, incluye opciones por copa en el caso de los blancos y los tintos.
En el apartado entrepanes, todo se come con las manos en pequeño formato, acompañado de diferentes formatos de pan (en bikinis, pepitos o brioches) con posibilidad de hacer media ración en el caso del bikini a la parrilla, recomendable. Con los clásicos es fácil compartir, como el chorizo criollo o las patatas bravas y hay opciones por unidades, entre las que la anchoa sobre pan crujiente con mantequilla ahumada resulta perfecta para empezar. Una sección de entrantes amplia las posibilidades para compartir. Entre ellas, ricas, con toque cítrico y pelín picante sus palomitas de langostino.
Pescados (solo uno de ellos a la parrilla) y carnes (tiernísima, sabrosa y bien cocinada su entraña) pueden acompañarse con patatas fritas y también de una versión de estas hecha en grasa de vaca, o con piparras, puerros, trigueros o boniato a la brasa, sacando a relucir la esencia parrillera de este concepto gastronómico. Pero Grillao no acaba aquí, Grillao continúa: también hay pizzas, pastas y un risotto en carta. De cierre, para los más golosos, una selección corta pero acertada de postres caseros.
Tres pluses a subrayar más allá de oferta gastronómica y que suman al global: Grillao abre todos los días de la semana, tiene terraza y es un sitio ideal para reservas de grupos grandes, dada la dimensión y disposición de su comedor. Si es el caso, pregunta por sus menús para grupos.