El Rumba

Jorge vive estos días una crisis culinaria entre lo mainstream y lo alternativo. “Muchos días las comandas son judión y entrecot, judión y entrecot. Tenemos y nos adaptamos a lo que la gente demanda pero nos gusta divertirnos y ofrecer versiones más trabajadas. Hay una carta fija pero también otra que cambia semanalmente. Buscamos y apelamos a la diferencia. De lo contrario me aburriría mucho”. Salteado de shiitake y portobello con huevo, trufa y foie para rebañar, un más que gozoso guiso de morro, calamar y garbanzos con curry, un conejo a la parrilla con mojo verde y pak choi de mano diestra... ¿Quién quiere quedarse en el clásico primero y segundo pudiendo compartir platos con una personalidad casi inédita en el valle? Gema y Jorge, acostumbrados a bajar a Madrid para testar el panorama y coger ideas, están al frente del restaurante desde el 94 pero no fue hasta el  2004, reforma incluida, cuando lo convirtieron en lo que es. “Mi familia arrancó esto en los 70. El nombre es por mi padre. Parece que ganó un concurso de rumbas en el pueblo. Mi madre asentó las bases de mi cocina pero fue Javier Goya (TriCiclo) , que estuvo un año, quien más me enseñó. Al principio Gema ayudaba en cocina y yo estaba en sala. Ahora es al revés”.