Cuando algo nos emociona y se nos acelera el pulso, en japonés se dice que el corazón nos hace ‘dokidoki’. Pero hay otra palabra japonesa igual de simpática para explicar esa combinación entre simplicidad y belleza que tanto nos atrae: ‘iki’, y precisamente es la que mejor define el delicioso nigiri de langostino, el uramaki y cualquiera de las excelentes piezas de sushi de este singular escondite nipón instalado a los pies del Parque de Retiro, a 50 metros de Puerta de Alcalá y en el mismo callejón en el que conviven otros grandes de la gastronomía madrileña.
La pasión por la cocina japonesa de Doki Doki se aprecia en la continua búsqueda de líneas limpias y puras. Entre muebles de diseño, maderas nobles y gustos minimalistas, la carta de este joven asiático que cambia de ambiente del día a la noche (merece la pena sentarse frente al ‘sushi man’ a lo largo de la impresionante barra de madera que dibuja el espacio hasta casi la puerta de entrada) combina los sabores tradicionales de Asia y el respeto hacia su producto, con la fusión de técnicas cotidianas y de vanguardia.
Una selección de clásicos de la cocina oriental creativa en un entorno cálido y amable, con un servicio más que impecable y una selección de vinos a la altura de la filosofía japonesa, terminarán de convencerte para volver a Doki Doki.