Con Álex Moranda (Nobu Londres, Kabuki ó 99 Sushi Bar) como chef ejecutivo, el restaurante con más acento nipón del grupo Rantanplan propone una carta de alta cocina tradicional japonesa mezclada con sabores alegres y coloridos procedentes de Perú, México, Venezuela y Brasil.
Nigiris, rolls y makis para todos los gustos y en los que se lleva la fusión a la máxima potencia (de atún picante, pepino, salsa chipotle, cebolla roja, masago arare y peta zetas, de cangrejo real, espárragos trigueros, wagyu A5 y láminas de oro) y originales konros, que son mini parrillas japonesas de carbón vegetal en las que se hacen caprichos como foie con vieiras, salsa de hoba miso y hoja de magnolia japonesa, Chow-Chow sigue la tradición del grupo con unos postres muy golosos, como el helado de kakigori (cuidado, que deja la lengua azul), la tarta de tres leches con chocolate o el mouse de tequila, y una excelente carta de vinos.
Cocina japonesa contemporánea con toques asiáticos y latinos en un espacio diseñador por María Villalón en base a un minimalismo que busca mantener un equilibrio energético con el respeto a la naturaleza como valor principal, junto a Teckel (el primer restaurante del joven grupo hostelero).