- SUSTITUIDO POR PERRO BAR - La cabeza de Estanis Carenzo hace y deshace maletas cada dos por tres, no se detiene. En su equipaje tiene ya varias pegatinas, destinos muy recomendables y queridos. Y da igual si te quieres comer un extraordinario curry o una porción de pizza. Ahí están Sudestada, Chifa, Picsa. Y ahí sigue Pablo Giudice, su fiel e imprescindible mano derecha.
Los afortunados comensales vamos también en esa maleta. Volamos de Laos a Japón. Hacemos escala en Vietnam o India. Viajamos constantemente a Sudamérica. Ahora todo eso es posible sin movernos de Chifa Boteco, su nuevo proyecto. Lo abrió hace unos meses allí donde estuvo el StreetXO de David Muñoz, tras cambiar el rojo eléctrico por la amabilidad de la madera de fresno. Pero algo queda. La música -de otros colores pero igualmente festiva- no deja de sonar y… mantienen un pequeño guiño a Johnny, el que fuera escudero del triestrellado chef en este espacio. Es un espléndido sate de cordero y encurtidos que lleva su nombre. No se lo pierdan, por cierto.
Dice el chef argentino que esta barra le sirve como banco de pruebas pero ha hecho muchos ensayos previos antes de que ese sobresaliente naamwich de picanha llegue a la carta y conquiste tu estómago. Inspirándose en el ambiente informal de los botequims brasileños, sirven una cocina ágil, de calidad, en constante evolución, resuelta para comer con las manos fundamentalmente –aunque tienes palillos y cubertería clásica- y para compartir.
Sugerencia estival: Pocas maneras de quitarse el calor si andas por el centro de la ciudad que atacar alguno de sus cócteles. El singular Awamori sour, por ejemplo.