Sin duda, es uno de los baluartes de la casquería madrileña donde defienden a capa y espada su plato estrella: las gallinejas y los entresijos. Casa Enriqueta lleva en marcha desde 1958 como un negocio familiar en la zona de San Isidro. Las recetas han pasado desde los abuelos hasta los nietos que son quienes llevan el timón hoy. Berta, Rami y Chabeli Gutiérrez se afanan en sala y cocina para mantener viva la historia y los sabores tradicionales.
El secreto de su éxito, pues hasta aquí vienen gourmets de toda España, es usar género fresco, donde priorizan el lechal. Trabajan de forma artesana separando las partes y friendo el proiducto en su propia grasa porque dicen que "aguanta más temperatura que el aceite y le aporta otro sabor". También sirven las gallinejas en bocadillo.
Además de los platos más demandados también tienen una carta de tapeo muy madrileño con zarajos, madejas, chicharrones, canutos, mollejas, croquetas, calamares y unos postres muy cañís como la tarta de la violetera o la rojo chulapa que es la versión castiza de la red velvet. Todo, en un local con salón y terraza con mesitas.