Algunas son ya iconos de la ciudad, otras casi pasan ya desapercibidas. Podéis ir a buscarlas atravesando nuestras grandes avenidas para contemplarlas y disfrutarlas de cerca. Un paseo artístico al aire libre que nos obliga a parar el ritmo frenético de la ciudad y deja más preguntas que respuestas.
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De Eduardo Chillida. Dicen que no tenemos playa. Pero esa no es la razón por la que este ser mitológico de seis toneladas se encuentra suspendido, no sin polémica, en una de las orillas de nuestra vía más monumental. ‘Lugar de encuentros III’, su nombre original, fue la primera obra de hormigón armado que salió de su taller. Paseo de la Castellana, 40. M: Rubén Darío.
De Jaume Plensa. "El arte tiene una enorme capacidad para regenerar lugares". Lo dijo el artista plástico barcelonés durante el estreno de esta pieza. El poético busto, que iba a instalarse solo un año pero cuyo perfil ya forma parte del patrimonio artístico de la ciudad, invita al silencio y la contemplación frente al aledaño y ensordecedor ruido urbano. Plaza de Colón. M: Colón.
De Gustavo Torner. Escribió Robert Musil: “No hay nada tan invisible como un monumento (…), están impregnados con algo que repele la atención”. Quizás nadie se pare a descifrar la belleza metálica que firma este ilustre protagonista de la “escuela conquense” pero tampoco nadie conoce ya el nombre real de la cinéfila plaza de los Cubos. Princesa, 3. M: Plaza de España.
De Antonio López. El artesano de la luz, pintor hiperrealista de reyes y membrillos, imprime su genio escultórico sobre el rostro de su nieta y entrega a todos los recién llegados a la estación de Atocha un diálogo cargado de simbolismo. De bronce y tres metros de altura, sus expresiones logran, sin duda, reconfortar a cualquier viajero. AVE Llegadas. M: Atocha Renfe.
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