Fachada Mingote
Time Out Madrid
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Las 12 fachadas más bonitas y desconocidas de Madrid

Algunas llevan ahí mucho tiempo, pero puede que ni siquiera te hayas dado cuenta

Noelia Santos
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Tenemos buenísimas razones para que abras bien los ojos y mires hacia arriba, porque en los edificios de Madrid se esconden algunas fachadas bellísimas: unas históricas, otras icónicas y algunas incluso inspiradas en obras de artistas tan importantes que hasta los Rolling Stones quisieron tenerle en una de sus portadas (¿sabes de quién se trata?). Pero no todas sobreviven al paso del tiempo: todavía nos acordamos de la intervención que el artista urbano italiano Jack Babiloni realizó en 2008 en la fachada del palacete de la calle Orellana con Campoamor bajo el título 'Todo es felicidá' (como una alegoría de la mitología grecorromana, pero en versión siglo XXI), y que fue eliminada por el Ayuntamiento en 2016. Sirva este recordatorio como nuestro pequeño homenaje dentro de las fachadas (que han sido, son y serán) las más bonitas de Madrid. 

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1. La del mantón de Manila

Escondida en un callejón de la Gran Vía, entre la plaza de España y Callao, se encuentra esta fachada (casi) mítica pero desconocida todavía para muchos. Se trata del Hotel Mayorazgo (Flor Baja, 3), un alojamiento que no oculta su amor por Madrid y lo demuestra en cada una de sus habitaciones. Se inspiran en lugares populares como el Retiro o el museo del Prado, calles muy transitadas como la Gran Vía y hasta oficios tan castizos como el de barquillero. Un hotel con mucha personalidad y un equipo creativo, el del colectivo Garabato Mural, que han llevado hasta la fachada un icono tan madrileño como el mantón de Manila, reproducido a una escala gigante. Sobra decir que en la carta sobresale el producto local (vinos con DO Madrida) y los guiños madrileños se notan hasta en el vestuario (al más puro estilo de chulapas y chulapos). 

2. La neomudéjar de Malasaña

En el corazón de Malasaña, en una callejuela como es Barco, se esconde una de las fachadas más bellas de Madrid. Sin exagerar. Un ejemplo del neomudéjar capitalino, tan propio de la última década del siglo XIX de la arquitectura madrileña. Una fachada de ladrillo visto que forma figuras y diseños geométicos a base de rombos. Aunque puede que lo que más llame la atención sean los "miradores de meticuloso diseño", como galerías acristaladas con balcones enrejados "cuya minuciosidad le da aspecto casi de encaje", como señalan desde el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM). El estilo neomudéjar también se deja ver en otros elementos decorativos, como el yeso de la fachada, de aspecto abigarrado pero lleno de detalles, vivo ejemplo de un cuidadísimo trabajo de orfebrería arquitectónica. Está en la calle Barco, 21 y se la conoce como la Casa Valcárcel porque su propietario fue D. José de Valcárcel, un ilustre vecino de la ciudad.

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3. La de Escher

Seguro que ni os habíais dado cuenta de que en la calle Conde de Romanones, 14, una de las calles que lleva hasta la plaza de Tirso de Molina desde la Jacinto Benavente, se levanta esta fachada inspirada en los patrones de 'Metamorfosis' de Escher, el maestro de los juegos visuales. Pues deberíais, porque lleva ahí desde hace años. Como en la obra de este artista neerlandés obsesionado con las matemáticas y la transformación, y capaz de llevar sus diseños hasta el infinito, este edificio recuerda a uno de sus patrones clásicos: evoluciona desde una figura geométrica a otras que recuerdan a reptiles en apenas cuatro pasos (como conectando el principio con el final, el suelo con el tejado) sin que casi seamos conscientes de los momentos de cambio que nos llevan de nuevo a la casilla de salida. Una genialidad que enamoró incluso al mismísimo Mick Jagger. El líder de los Rolling quiso contar con Escher para la portada del disco 'Let it bleed'. Sin embargo, no fue un amor correspondido: Escher, que ya era un dios en el mundo del arte internacional a finales de los 60, declinó amablemente la oferta. Porque podía. 

4. La de Boa Mistura

El distrito de Tetuán fue el lienzo en el que el colectivo artístico Boa Mistura reaparecía tras la pandemia. Algo así como el resurgir en "la primavera de la nueva normalidad", como decían en sus redes sociales, llenando de color la fachada de una casa recién rehabilitada (Olite, 32), lo que la ha convertido desde entonces en objeto de todas las miradas de paseantes y los vecinos del barrio. Y lo hacen con un mensaje vitalista, que recoge a la vez el tiempo de confinamiento por el que hemos pasado. Su nueva pieza gravita en torno a un círculo. Ellos lo explican así: "Representa la perfección de un ciclo. La concatenación de etapas que hacen que la vida de paso a la muerte, y esta, otra vez a la vida. El verano que se convierte en otoño y en invierno después, para explotar en la primavera. Nada tenía más sentido que congelar el momento en la floración, ligada a la vida y a la fertilidad. Algo necesario para cerrar un círculo y volver a empezar".

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5. La de Mingote (I)

El sello mordaz y satírico del madrileño (aunque nacido en Sitges) Mingote está muy presente en muchos rincones de la capital. Más que su sello, sus reconocidos y populares dibujos, muchos de ellos ilustrando fachadas que, de no ser por ellos, pasarían desapercibidas entre tantas otras de la ciudad. Los vemos en este edificio junto a la calle Princesa, justo encima del Tempo Club (su dirección exacta ese plaza de Cristino Martos esquina con la Calle Duque de Osuna). Cada balcón luce un dibujo realizado por este humorista y académico de la lengua, representando personajes que recrean con humor distintas escenas cotidianas. Su valor es tal que en 2007 fueron incluidos en el Catálogo de Monumentos y Elementos Urbanos.

6. La de las flores

La fachada, repleta de balcones con jardineras, es casi tan bonita como su nombre, la Casa de las Flores, aunque lo realmente espectacular (y envidiable) se esconde justo detrás. O dentro. Porque si por algo ha sido motivo de estudio, y objeto de todas las miradas, este edificio singular del distrito de Moncloa, es por el diseño de su construcción: todas las viviendas se distribuyen en torno a un corredor interior ajardinado, una idea original de 1931 y que supuso un modelo a seguir para los estudiantes de arquitectura de los años 50 y 60 de Madrid. Es obra del arquitecto Secundino Zuazo y está en una esquina de la calle Princesa con Hilarión Eslava, Rodríguez San Pedro, Gaztambide y Meléndez Valdés. Además de ser Monumento nacional, declarado Bien de Interés Cultural, en este inmueble vivieron nombres ilustres como Pablo Neruda, gracias a su gran amigo Rafael Alberti, que fue quien la encontró.

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7. La de los trampantojos galdosianos (Mingote II)

Justo antes de entrar a la plaza Mayor por la calle de la Sal, en la fachada de la izquierda, se ocultan unos curiosos vecinos, que permanecen inalterables a pesar del paso del tiempo. Son los trampantojos galdosianos pintados por Mingote en el año 2000, simpáticos personajes del Madrid popular que ocupan los falsos vanos de esta fachada esquinera. Los personajes, de formas redondeadas y aspecto decimonónico, tratados con mucho humor y sátira (casi como si fuera un sainete) son precisamente los protagonistas de la novela 'Fortunata y Jacinta' de Galdós. Y si os fijáis en los detalles, se puede intuir quiénes eran los tipos de personas que vivían en cada planta en el Madrid galdosiano precisamente por el aspecto que tienen estos personajes: desde los propietarios pudientes, siempre en la primera planta, a las personas más bohemias y románticas de los pisos más altos. 

  • Arte
  • Conde Duque

De carácter contermporáneo, lo que más llama la atención del museo ABC es su fachada. Diseñada como un diálogo entre el ladrillo visto de la antigua fábrica de cerveza rehabilitada en el que se levanta el centro (antes del museo estuvo el archivo regional). El juego de formas geométricas, la utilización de los colores metálicos y negros, y la pasarela ventilada, una galería de cristal que acoge la cafetería, son los rasgos arquitectócnios más característicos de la fachada del museo que, aunque ahora está cerrado, volverá a abrir con nuevos usos culturales. 

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  • Hoteles
  • Centro

Detrás de esta fachada histórica, prácticamente inalterable desde el siglo XVII, se encuentra el hotel más antiguo de España (no es el hotel más antiguo de Madrid, este título lo ostenta el Gran Hotel Inglés, fechado en 1853, levantado en un edificio original del año 1610. Está en el corazón de la ciudad, en una de esas callejuelas que bordean la histórica plaza Mayor, y cuenta con apenas siete habitaciones, aunque algunas con capacidad de hasta seis personas. ¿Que por qué le llama la posada del peine? Porque este alojamiento (hotel boutique desde 2006, quee s  cuando reabrió de nuevo sus puertas, después de permanecer cerrado desde 1960) ofrecía a sus huéspedes un peine. Algo así como la 'amenitie' de la época, solo que no podían llevárselo; de hecho, estaba atado a una cuerda para impedirlo.

  • Española
  • Barrio de las Letras

El Villa Rosa, que vuelve a abrir sus puertas tras su triste cierre durante la pandemia, presume de ser el tablao más antiguo de Madrid (abierto en 1911 aunque no fue hasta 1921 cuando comenzó a funcionar como tablao, lo que lo convierte también en uno de los más antiguos del mundo). Un local mítico oculto tras una fachada de azulejos icónica, fechada en 1927, en la plaza de Santa Ana y que ha sido escenario de películas como la célebre 'Tacones Lejanos' de Pedro Almodóvar.

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11. La del Madrid Moderno

Como un viaje en el espacio y en el tiempo, las fachadas de la colonia Moderna de Madrid resisten (algunas con más fortuna que otras, en lamentable estado de ruina y abandono). No es una sino varias, que se extienden a lo largo de la calle Castelar, Cardenal Beluga, Roma, Cargagena, Francisco Navacerrada, Campanario, Ruiz Perello y la avenida de los Toreros (junto a la plaza de toros de las Ventas) en el barrio de Guindalera. Las construyó a finales del siglo XIX (entre los años 1890 y 1906), con aires de burguesía europea el arquitecto Juan Marín. Son viviendas unifamiliares de dos plantas, con característicos sus torreones de madera en altura, sobre un porche ajardinado exterior y fachadas de ladrillo visto. En otras destacan los forjados en hierro y algunas tienen incluso capiteles decorando la parte alta del torreón. 

  • Lavapiés

Esa figura de mujer que preside la fachada del mercado de Antón Martín es tan famosa que en el barrio se la conoce por 'Isabelita', supuestamente por el tatuaje de una flamenca que luce en el brazo. Lleva ahí desde el año 2012, aunque no exactamente igual: desapareció en 2015 cuando se pintó la fachada del mercado. Y su autor, el artista urbano Finbarr Dac, no dudó en reproducirla de nuevo, esta vez con mayores dimensiones, cambiando algunos detalles de color en el vestido (ahora verde, en lugar del rojo de la figura original) y luciendo el característico antifaz que añade en todas sus 'musas', como él mismo llama a las mujeres que pinta. Su popularidad es tal, que no imaginamos la fachada del mercado sin Isabelita. 

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