Lope de Vega
¿A quién no se le ha echado alguna vez una fecha encima? Pues eso mismo parece que le ocurrió al escultor Mateo Inurria, que recibió el encargo del Ayuntamiento de Madrid de realizar una estatua que homenajeara a Lope de Vega, en el marco de un conjunto escultórico con el que el consistorio quería conmemorar la mayoría de edad y la coronación del rey Alfonso XIII. Agobiado por la cercanía de la fecha de la inauguración, el 5 de junio de 1902, y en vista de que no era capaz de cumplir con el plazo de entrega, Inurria ideó una solución provisional para salir del paso: realizó la estatua en escayola y la pintó simulando un acabado de bronce. Sin embargo, unas inoportunas lluvias terminarían delatando la chapuza, que empezó a deshacerse ante la sorpresa de los madrileños, poco tiempo antes de su sustitución por la obra definitiva en la que Inurria había seguido trabajando. Con el trascurso de los años, la estatua de Lope de Vega abandonaría su ubicación original, en la glorieta de Ruiz Jiménez, hasta terminar donde actualmente se encuentra, delante del Monasterio de la Encarnación.
¿Dónde?: Plaza de la Encarnación.