Bichus no es solo un taller de punto. Lo suyo son las labores en general de costura y tejido. De hecho, "lo que más me interesa es el tejido" nos confiesa Alejandra Uzzi, su emprendedora propietaria, "pero como hay mucha demanda de costura, también doy clases sobre ello". Lo interesante de sus clases es que cuando uno se apunta, no lo hace a algo en particular, sino que "dentro de cada clase puedes ir pasando de unas actividades a otras según tus intereses, la época del año, las ganas que tengas de aprender una u otra técnica o simplemente porque te apetezca hacer lo que está haciendo la persona que tienes enfrente". Alejandra lo plantea tanto como un aprendizaje como algo lúdico y cercano. Además de las clases presenciales, está organizando tres cursos online de ganchillo de distintos niveles -principiantes, intermedio y avanzado- y anuncia que está preparando también varios libros para aprender a hacer ganchillo haciendo amigurumi, su especialidad. Confiesa que este tipo de labores, y el punto en general, tiene algo de adictivo, en el sentido de que son rápidas de hacer y con resultados satisfactorios. Es más, considera que “tejer es el nuevo yoga, sus pautas repetitivas funcionan como estar repitiendo un mantra. Produce un efecto calmante como el de la meditación”, asegura. Y es que, a pesar del esfuerzo que implica, el resultado es muy gratificante. Por eso, como dice Alejandra, “la vida es demasiado corta para tejer con lana barata”. En el sentido de que puedes tardar demasiado en tejer un proyecto como para hacerlo con lana de mala calidad. Amén. Todo esfuerzo tiene su recompensa y la que proporciona el punto viene vestida de mindfulness.
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