Invernadero secreto de Salvador Bachiller
Invernadero secreto de Salvador Bachiller

21 secretos de Madrid (II)

Os descubrimos otros 21 rincones poco conocidos de la ciudad, desde un invernadero en plena Gran Vía hasta un bar donde todo es de hielo. ¿Cuántos conocéis?

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¿Sabrías decir dónde encontrar la plaza más pequeña, la floristería con más historia o las casas más antiguas de Madrid? La capital está repleta de rincones ocultos, historias y curiosidades que a menudo pasan inadvertidas ante nuestros ojos en medio de la vorágine diaria. Si eres de los que creen que en el centro es imposible encontrar un remanso de paz, piensas que las dos caras de la Puerta de Alcalá son iguales o que los búnkeres y las corralas son cosas del pasado, este reportaje está hecho para ti.

Las casas 'a la malicia'

Paseando por el centro histórico todavía es posible encontrarnos con algunos destacados casos de las conocidas como ‘casas a la malicia’, uno de los mejores ejemplos de picaresca en el ámbito arquitectónico. Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVI, con la designación de Madrid como capital de España por parte de Felipe II, una decisión que suponía el traslado a la ciudad de un amplísimo séquito de funcionarios. Para facilitar su alojamiento, las autoridades promulgaron la denominada ‘regalía de aposento’, que obligaba a los propietarios de casas de más de una planta a ceder el resto de pisos a los miembros de la corte y a sus familias. Para burlar la medida, los madrileños comenzaron a construir las ‘casas a la malicia’, viviendas de varias alturas cuya fachada principal hacía casi imposible distinguir de cuántas plantas constaba el edificio a través de trucos como ventanas a diferentes alturas o cubiertas en pendiente. Dos ejemplos de estas construcciones podemos localizarlos en la confluencia entre la calle de la Redondilla y la de los Mancebos y en el número 31 de la calle Pez.

El cementerio de los ingleses

Este cementerio es bien desconocido en Madrid y esconde mucha historia entre sus tumbas. El camposanto de los ingleses (calle Fontanes, 7) se creó en Carabanchel para enterrar a personas que no fueran católicas, pero con el tiempo ha terminado acogiendo a ciudadanos de todas las religiones. Su primer inquilino fue Arthur Thorold, un joven británico cuya tumba tiene la forma de la espada Excalibur. Aquí se encuentran, entre otros, Lhardy, fundador del famoso restaurante; tres miembros de la familia Loewe; Rita Garrido, primera actriz del Teatro La Latina; y varios componentes de la familia Bauer, una de las más poderosas de Madrid en el siglo XIX.

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Las dos caras de la Puerta de Alcalá

Estamos acostumbrados a pasar diariamente ante la Puerta de Alcalá, pero a menudo las prisas nos hacen pasar por alto algunas particularidades, como la asimetría entre sus dos caras: dependiendo del lado desde el que nos aproximemos a ella, observaremos diseños y ornamentos muy distintos. Y es que tras convocar el concurso para la construcción de este monumento en la antigua carretera que conducía a Alcalá de Henares, el rey Carlos III dio su aprobación a dos proyectos diferentes ideados por Francesco Sabatini. Para no contradecir al monarca, el arquitecto decidió utilizar ambos diseños, uno para la cara este y otro para la oeste. Si prestamos atención, descubriremos numerosas diferencias como el número de columnas existente en cada lado o los elementos que decoran la parte superior de sus arcos.

Corralas, el Madrid más castizo

En pleno auge de las nuevas tecnologías y de las ciudades inteligentes, siempre sorprende descubrir ejemplos de la que durante años ha sido la construcción madrileña más popular y castiza. Se calcula que en los barrios de Lavapiés, Embajadores y La Latina perviven todavía cerca de 400 corralas, un tipo de edificación construida en torno a un patio central rodeado de un corredor abierto que daba acceso a las viviendas. Muchas de ellas han sido restauradas, e incluso declaradas Monumento Nacional, como La Corrala, situada entre las calles Sombrerete y Tribulete. Considerado como uno de los mejores ejemplos de este tipo de construcción, su patio interior quedó abierto a la calle de Mesón de Paredes tras la demolición del edificio que cerraba la manzana. Otras corralas incluso han pasado a formar parte de recorridos turísticos y han transformado su uso como la de la calle Carlos Arniches, reconvertida en el Museo de Artes y Tradiciones Populares.

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Los búnkeres de Madrid

Era uno los rincones más secretos de Madrid hasta mayo de 2016, cuando fue abierto al público. Con el nombre en clave de 'Posición Jaca', el búnker del General Miaja en el parque de El Capricho ha sido durante 80 años un testigo dormido de la Guerra Civil española y ahora permite visitas para descubrir, a 15 metros de profundidad, lo que fue uno de los puestos de mando más importantes del bando republicano en la capital. Su buen estado de conservación lo hace único, si bien es cierto que no es la única fortificación de la guerra que hay en Madrid. En el Parque del Oeste, por ejemplo, hay tres fortines de las tropas nacionales casi ocultos entre los árboles, avergonzados de las batallas que vivieron durante la contienda. Y en la Casa de Campo, aún se pueden ver restos de trincheras que recuerdan también un oscuro pasado. Fuera de la capital, es muy famoso el búnker Blockhaus-13, en Colmenar del Arroyo.

La floristería con más historia

Sobre el antiguo cementerio de la parroquia de San Sebastián encontramos uno de los secretos mejor guardados del Barrio de las Letras. Se trata de El Jardín del Ángel, un vivero fundado en 1889 que puede presumir de no haber cerrado ni cuando una bomba estuvo a punto de destruir la iglesia adyacente. Tras pasar bajo el cartel que da la bienvenida en su entrada con el lema ‘No dejes de soñar’, uno se da cuenta rápido que ha llegado a un rincón especial y plagado de encanto, incluso para los menos amantes de las plantas. Además de un lugar donde comprar unas bonitas flores, El Jardín del Ángel es un espacio mágico donde relajarse contemplando uno olivo de más de un siglo y medio de vida o escuchando la música en directo que acoge con frecuencia.

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Las casas más antiguas de Madrid

Cualquier madrileño, en su paseo por la calle Mayor, ha pasado seguro por la Plaza de la Villa y habrá comprobado que su conjunto monumental está muy bien conservado. Pero pocos saben que algunos de sus edificios son los más antiguos de la ciudad. Es la Casa y Torre de los Lujanes, actual sede de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, el inmueble más longevo, pues data del siglo XV. Las restauraciones que ha vivido no esconden la vieja belleza de su estilo gótico-mudéjar y merece la pena pararse a disfrutarla. En sus orígenes pertenecía a una rica familia comerciante procedente de Aragón. En la misma plaza se encuentran la Casa de don Álvaro de Luján y la Casa de Cisneros, del siglo XV y XVI, respectivamente, que dan un toque más de distinción. La Casa de la Villa, antigua sede del Ayuntamiento de Madrid, es del siglo XVII. Está unida a la Casa de Cisneros mediante un bonito pasadizo.

Brunch en un invernadero en plena Gran Vía

¿Buscas un lugar en pleno centro donde picar algo y desconectar un rato del bullicio rodeado de plantas y flores? En el número 65 de Gran Vía, en el epicentro del caos urbano, Salvador Bachiller ha creado un espectacular invernadero, con todo tipo de plantas y flores que lo envuelven de una atmósfera única, ideal para un brunch de domingo. Este gastrobar sigue la línea de otros espacios similares creados por la firma, como el edén secreto de la tienda de la calle Montera o del mini oasis tropical del establecimiento de la calle Alcalá.

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La Capilla Sixtina de Madrid

Es conocida por muchos como la ‘Capilla Sixtina de Madrid’ y no es para menos. Con un interior pintado íntegramente al fresco, la Iglesia de San Antonio de los Alemanes es una de esas joyas en el centro de la capital que merece la pena descubrir o visitar cada cierto tiempo. Realizados por pintores como Juan Carreño de Miranda, Francisco de Ricci o Luca Giordano, sus frescos cuentan diversos pasajes de la vida y milagros de San Antonio de Padua, santo al que la iglesia se dedicó originalmente. El templo forma parte de conjunto hospitalario creado por Felipe III en el siglo XVII para atender a enfermos y peregrinos portugueses de paso por Madrid. De ahí que el nombre original del templo fuera San Antonio de los Portugueses, denominación que abandonaría posteriormente tras pasar a destinarse a la comunidad alemana.

El pedestal vacío del Paseo de las Estatuas

Quizá sea uno de los secretos mejor guardados del parque del Retiro. En el paseo de la Argentina, popularmente llamado paseo de las estatuas, hay una serie de esculturas dedicadas a varios reyes españoles de diversas épocas. Están, por ejemplo, desde Gundemaro (siglo VII) a Carlos II (siglo XVII). Su emplazamiento original iba a ser la cornisa del Palacio Real, pero finalmente acabaron en el Retiro. En total hay 14 pedestales y 13 estatuas. ¿13 estatuas? Has leído bien. Hay un pedestal vacío de un monarca huido, que pudo ser Alfonso VII, cuya figura pudo deteriorarse tanto entre traslado y traslado que al final no pudo exponerse. Otro secreto que pocos conocen es que de las trece estatuas existentes, dos son del mismo rey: Sancho IV, el Bravo. Os invitamos a descubrir este 'cromo repetido'.

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Reductos bizantinos

Las calles de Madrid están repletas de sorpresas que a veces nos hacen sentir a miles de kilómetros sin salir de casa. Un ejemplo de ello lo encontramos al pasar ante las llamativas cúpulas doradas de la iglesia de Santa María Magdalena, un pedacito de Rusia localizado en el barrio de Hortaleza. Construida en estilo bizantino, el templo fue inaugurado en 2013, convirtiéndose en el segundo templo ortodoxo de la capital tras la Catedral Ortodoxa griega de los Santos Andrés y Demetrio, una iglesia cuyo interior bien vale una visita. Este estilo arquitectónico se encuentra también en otros edificios como la Parroquia de San Manuel y San Benito, que cuenta con una espectacular cúpula de mosaicos, o en la Iglesia alemana de la Paz (Friedenskirche), una iglesia ‘clandestina’ que combina elementos románicos y bizantinos.

El bar de Hemingway

Tras una puerta escondida en los baños, y después de sortear a una azafata cómplice que vende perfumes y jabones, se encuentra un precioso bar clandestino, de paredes y butacas de terciopelo rojo, alfombras de leopardo y una robusta barra de madera traída directamente de una iglesia parisina del siglo XVIII. Este escondite perfecto que le hubiera encantado a Hemingway se encuentra en el renovado hotel NH Collection Suecia, que además de redecorar el espacio ha sumado una innovadora propuesta gastronómica -Casa Suecia- de la mano de Lluis Canadell.

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La plaza más pequeña

Perderte en un paseo por el Madrid de los Austrias te permite descubrir verdaderas joyas desconocidas como la plazuela de San Javier, llamada así porque en una de sus fachadas contaba con una imagen del santo patrón de Navarra. Es la plaza más pequeña de Madrid y hasta tiene su leyenda particular: parece que el famoso bandolero Luis Candelas aparecía en ella de vez en cuando para enamorar a una joven que vivía en el número 3 de la plaza y, de paso, atracar a más de un viandante.

La caja fuerte de la cultura

Hace varios años, la remodelación de un parking subterráneo en la plaza de las Cortes sacaba a la luz una cápsula del tiempo enterrada bajo la estatua de Cervantes casi dos siglos antes, que incluía un libro y varias monedas y medallas en su interior. Con ese mismo espíritu de permanencia, el Instituto Cervantes inauguraba la denominada Caja de las Letras, que convierte en una especie de gran caja fuerte de la cultura la antigua cámara acorazada del Banco Español del Río de la Plata, que originalmente ocupaba este edificio. Con ello, las cajas de seguridad del sótano del Edificio de Cariátides se dedican ahora a atesorar los textos, premios y otros objetos donados por representantes de la cultura hispánica, como Francisco Ayala, Ana María Matute, Antoni Tàpies, Luis García Berlanga, Manuel Alexandre o Nuria Espert, entre otros. Cada uno de ellos puede decidir la fecha de apertura de la caja fuerte en el momento de hacer entrega de su legado.

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El Huerto de las Monjas

En el número 7 de la calle Sacramento, se esconde uno de los tesoros mejor guardados en el centro de Madrid, quizá porque hasta 1972 se mantuvo en secreto. Hasta ese año, el Huerto de las Monjas permaneció protegido por los altos muros del convento de las Bernardas, demolido para construir varios bloques de viviendas. Por fortuna, el jardín, dedicado originalmente al cultivo de verduras y hortalizas por parte de las monjas, se conservó intacto y, desde entonces, permanece abierto a todo aquel que lo quiera visitar y disfrutar de unos minutos de silencio y tranquilidad en medio del bullicio madrileño.

La bodega secreta

En el número 4 de la calle San Blas, en pleno Barrio de las Letras, se encuentra la Bodega de los Secretos, un restaurante único y mágico donde pasar una buena velada. Comenzó como bodega en el siglo XVII, convirtiéndose en un pequeño laberinto de galerías y cuevas, y tras años en el olvido, una genial rehabilitación ha permitido recuperar el lugar, creando un espacio muy singular donde poder disfrutar de una buena comida. Durante la restauración se descubrieron tres pasadizos clandestinos que pudieron servir para transportar mercancía y evitar el pago de impuestos.

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La antigua cárcel de Torrijos

Al pasear por la concurrida calle Conde de Peñalver, es fácil detenerse en el número 53 para quedarse observando un edificio tan bello como, en cierta manera, inquietante. El inmueble de ladrillos rojos es ahora una residencia de ancianos, pero tuvo un pasado reciente muy turbio, al acoger entre sus paredes la cárcel de Torrijos, una de las diecisiete prisiones que Madrid tuvo durante la Guerra Civil y la posguerra. Muy a su pesar, su inquilino más famoso fue el poeta Miguel Hernández, quien escribió aquí el triste y conocido poema 'Nanas de la cebolla', como bien recuerda una placa en la fachada. Otro preso ilustre de esta prisión fue el humorista Miguel Gila.

Picasso y Pepe Isbert, vecinos

El número 5 de la calle San Pedro Mártir, cerca de la plaza Tirso de Molina, juntó como vecinos al actor Pepe Isbert y al pintor Pablo Picasso, dos históricos de nuestro cine y de nuestra pintura, respectivamente. Solo coincidieron unos meses, suficiente para recordarlo en la fachada de este bloque de viviendas con un simpático y bello mural que representa a ambos genios jugando a las cartas.

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Una cabeza colosal

Está entre nosotros desde 2005, vigilando el Ensanche de Vallecas desde que naciera el barrio, pero pocos madrileños la conocen. El Estado mexicano de Veracruz donó a Madrid hace más de una década una réplica de la escultura Cabeza Colosal Olmeca, un monumento de piedra de enormes dimensiones (2,18 metros de altura por 1,46 de ancho) y de 5,5 toneladas que reproduce a un personaje denominado 'Rey' por la cultura mexicana olmeca, que se desarrolló entre los años 1.200 y 400 a.C. Esta réplica corresponde a la Cabeza Colosal número 8 y está considerada como una de las más representativas del grupo de las 17 cabezas olmecas halladas completas hasta la fecha.

Un rincón muy francés

Es un lugar tranquilo donde se respira el silencio. En plena zona de Colón, el Institut Français (Marqués de la Ensenada, 12) se olvida del ajetreo madrileño con un café-bistrot ideal para los amantes de la cultura y gastronomía francesas. Su pequeño jardín es una delicia para quienes quieran huir de los ruidos del tráfico y disfrutar de cierta intimidad al aire libre. Si buscas, además, un rico desayuno o un buen almuerzo a precios asequibles, este es tu sitio.

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