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Cada Navidad son muchas las iniciativas locales que se vuelcan con la recreación de las escenas religiosas a través de belenes vivientes. Pueblos grandes y pequeños de Madrid convierten sus calles y plazas en antiguos mercados, en talleres de artesanos, en el palacio de Herodes, y representan todos los modos de vida de la época. Incluso los vecinos y vecinas se transforman en improvisados actores.
Uno de los pueblos en los que el belén viviente se convierte cada año en una de las iniciativas más populares es el de Buitrago del Lozoya. La villa medieval, situada a tan solo 75 kilómetros de la capital, y famosa por sus murallas y el Castillo de los Mendoza, además del peculiar museo de Picasso, acoge en diciembre un belén viviente, declarado Fiesta de Interés Turístico, que celebra este año 34 ediciones.
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Unas 200 personas participan en cada edición. La mayoría son vecinos y vecinas de la localidad, pero también llegan 'actores' de las poblaciones vecinas e incluso de Madrid. El evento comienza con una breve representación de las escenas más conocidas, como el éxodo de los judíos, la Anunciación… y después el público recorre las otras escenas que se distribuyen a lo largo de 1.300 metros por el casco antiguo. Son representaciones estáticas de los oficios y labores de la época, de la carpintería al mercado, pasando por el lagar, la fragua y por supuesto, el pesebre o la llegada de los Reyes Magos.
Este diciembre el público tendrá ocasión de disfrutar del espectáculo durante dos días, con dos pases diarios cada uno. En concreto se celebra el 14 y 15 de diciembre a las 18.30 y a las 20.30 h y las entradas cuestan 8 euros, aunque nada más salir a la venta ya se han agotado.