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Madrid, como cualquier ciudad, tiene ciertos bares que son históricos, su desaparición dejaría un notable vacío entre sus habitantes. Uno de ellos es Bodegas Lo Máximo, en el barrio de Lavapiés. Desde hace 20 años Piluca y sus dos socias regentan este local y hoy su existencia peligra porque los dueños del edificio han decidido venderlo a un fondo de inversión inglés: “Una familia de abogados y arquitectos que ya son mayores han vendido el bloque para dejar herencia antes de morirse”, explica una de las socias.
La noticia les llegó por carta hace un mes y no han querido hacerlo público por el momento porque hasta febrero no vence su contrato y la intención es hacer todo lo posible para comprar el local. Aunque por lo que han podido hablar con otros vecinos, y aquí entramos dentro del terreno de la rumorología, la idea es tirar abajo el edificio y vender los espacios. Ellas, sin embargo, quieren ser prudentes y concertar una reunión con los nuevos dueños para ver si pueden arreglar su situación, aunque reconocen que no son optimistas.
Piluca, por teléfono, tiene la voz entrecortada y parece estar a punto de romperse. “Nosotras tenemos ya 50 años, si nos quitan esto no sabemos qué vamos a hacer”, explica. Lo suyo, reconoce, es una lucha como la de David contra Goliath, de hecho, asegura que se sienten una hormiguita que está a punto de ser pisada por la suela de un zapato, pero aunque reconocen que lo tienen difícil, su intención es no rendirse y van a hacer todo lo que esté en sus manos para que Bodegas Lo Máximo siga contribuyendo a engrandecer la historia de Lavapiés.