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Ya intuíamos que el fichaje de Nino Redruello y la Familia La Ancha por parte del hotel Thompson nos iba a traer muchas alegrías (y el bistró-obrador The Omar fue la primera; qué bien huele, se come y te tratan aquí) pero lo que no esperábamos de ellos es lo que acaban de estrenar en las profundidades de la Plaza del Carmen. Se llama Hijos de Tomás y será la próxima gran parada para aficionados a las barras y la fiesta (limitada hasta las 3.00 de la madrugada los viernes y sábados).
A escasos metros de la Puerta del Sol levantan el telón de una fabulosa coctelería donde el piano es tan protagonista como el trabajo de sus bartenders. Un sitio tan divertido y sofisticado como necesario porque ya no se puede ni entrar al mítico Toni2, una de las atracciones noctámbulas más conocidas de Madrid. Aquí, ahora mismo, no hay cola en la puerta y lo vais a pasar muy bien. Y el local es muy amplio, con varios espacios en los que repartirse ya busques cierta intimidad o una llamada a la celebración.
Hay que bajar unas escaleras (y luego subirlas y eso costará más) para entregarse a su vasta selección de destilados, burbujas y tragos de coctelería clásica. No pretenden innovar, quieren que estés a gusto, muy a gusto. Y para acompañar la parte líquida han elaborado una sencilla y gustosa carta, ajustada al concepto, al plan: croquetas, bravas, jamón, ensaladilla... Aquí se viene a beber mientras las actuaciones en directo (además de temas al piano, sonarán saxos, guitarras y hasta cajón flamenco) y la sesión del DJ van calentando la noche.
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Se pueden ya reservar algunos espacios pero de momento solo abren al público de jueves a sábado. Desde la hora del tardeo y hasta bien entrada la madrugada. Moqueta, madera, sofás chester, lámparas de flecos vintage (otro guiño a los años 20 y 30 en EEUU, a los tiempos de la Ley Seca) y piano de cola. Un espacio exquisito diseñado por el estudio Arquitectura Invisible donde empezar a celebrar el nuevo año, donde arrancarse a bailar y quizás a cantar.