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A la espalda de Gran Vía, como encarcelado entre altos edificios, se encuentra el mercado de los Mostenses, un ejemplo de multiculturalidad, de equilibrio entre plaza de abastos de toda la vida y los nuevos puestos de hostelería. Intervenido estas semanas por 50 artistas urbanos por dentro y por fuera, embellecido gracias a una nueva y atípica edición de Pinta Malasaña, el mercado, abierto desde 1946, quiere ir más allá y pretende convertir su azotea, un espacio de 1200 metros cuadrados, en un lugar de encuentro para el barrio, en una plaza pública abierta a todos.
El proyecto, que se acaba de presentar en el Ayuntamiento y que quiere convertirse en una realidad para el año 2022, cuenta con el beneplácito del área de Economía (Cs) pero su ejecución final depende del área de Obras (PP). "La idea es llegar a nuestro 75 aniversario con nueva imagen. Uno de los grandes objetivos del proyecto es garantizar la sostenibilidad y la viabilidad de este mercado tradicional de abastos con plena ocupación, del que llegan a depender más de mil familias", ha declarado un portavoz de la Asociación de Comerciantes de Mostenses.
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