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Con el mes de diciembre bien avanzado en el calendario, comienza la cuenta atrás y las dudas de todos los años: ¿cuál es el país que primero recibe al año nuevo, y cuál el último? Si crees que basta echar un vistazo a un mapa del mundo para averiguarlo a simple vista, te equivocas, porque la respuesta no es tan fácil como parece. Y es que el cambio de hora, y de año, es una suerte dejada en manos de los caprichos de los husos horarios, esas líneas que serpentean por el mundo como un río descontrolado.
Dicho de otro modo: las apariencias engañan. La clave está en el meridiano de Greenwich, la línea que marca la diferencia horaria que hay hacia el este (sumando horas) y hacia el oeste (restando). Y solo hay una certeza: que el primer país en celebrar su nochevieja, y el último, está en el Pacífico. Además de conocer cuáles son, aprovechamos para recordar algunas curiosidades, como la de que España celebra el año una hora antes del huso que le correspondería por una cuestión política: fue Franco quien, en tiempos de conflicto, decidió alinearse con Alemania hasta en la hora. Y eso solo una de tantas anécdotas y curiosidades de algunos países; aquí mencionamos once, puntualizando la diferencia horaria respecto al meridiano de Greenwich (por aquello de no perdernos demasiado con tanto lío).
Este es el país que primero celebra la nochevieja del mundo
- Isla Navidad (República de Kiribati): +12 horas
Ni Australia ni Nueva Zelanda. El reparto caprichoso de husos horarios ha querido que sea un islote que responde al nombre de Isla Navidad (o Kiritimati) el primero en cambiar de año. Y de día, porque en este atolón coralino situado en medio del Pacífico Norte, y con apenas 388 kilómetros cuadrados, es donde primero marcan las doce de la medianoche todos los días del año (a pesar de estar justo debajo de Hawái, casi el último en hacerlo).
- Tokio (Japón): +9 horas
Además de compartir una misma franja horaria, todo Japón recibe al año nuevo siguiendo las mismas tradiciones, y casi todas giran en torno a un templo: ya sea gastronómico (para comer fideos, ‘toshikoshi soba’, o el tradicional menú de pollo frito en Kentucky Fried Chicken) o budista (para escuchar las 108 campanadas del ‘joya no Kane’, ritual de purificación). Aunque lo más bonito es ir a ver los primeros rayos de sol del día (desde el mirador del edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio o desde el Monte Fuji, ambos gratuitos).
- Xinjiang (China): +8 horas
Lo de China es cuanto menos curioso: sus casi diez millones de kilómetros cuadrados de extensión tienen la misma hora (a pesar de que ocupa más de tres husos horarios). Eso hace que en Urumqi, capital de Sinkiang (al noroeste del país, entre Mongolia y Kazajastán) haya quienes dicen adiós al año dos veces porque viven con dos relojes: uno marca la hora de Pekín (la oficial) y otro la de Xinjiang (dos horas más tarde) que, aunque extraoficial, es más acorde con los ritmos naturales y la salida del sol.
- Katmandú (Nepal): +5.45 horas
Haciendo trekking entre las cumbres del Annapurna. Esa puede ser la mejor manera de cambiar de año en Nepal. Y, teniendo en cuenta la dificultad y la preparación física y mental necesarias antes de una hazaña así, puede que lo de menos sea la hora a la que se corone este ochomil del Himalaya. Basta con saber que, de conseguirlo, lo haréis con una diferencia horaria de 5.45 minutos respecto al meridiano de Greenwich porque así lo dice el horario nacional Nepal Standard Time (NST).
-Dubái (Emiratos Árabes): +3 horas
Ir hasta el país del Burj Khalifa en Nochevieja y no asistir a su extraordinario espectáculo de luz, agua y fuegos artificiales (el más popular de Dubái) parece imposible. Pero hay otras formas mucho más tranquilas y pausadas de cambiar de año en este lugar de excesos: irse al desierto, hacer una excursión por las dunas justo a esa hora en la que cae el sol y recibir a 2024 bajo la luz de las estrellas es mucho más mágico (y asequible).
-Rovaniemi (Finlandia): +2 horas
En la aldea de Papá Noel en Laponia (la única y verdadera), siempre parece Navidad, pero solo una vez al año se celebra la Nochevieja. Y uno de los eventos más populares es el Mystical New Year’s de Rovaniemi, una cita llena de misterio y rituales folclóricos en la orilla nevada del río Ounas, en la mágica frontera del Círculo Polar Ártico. Con suerte, paciencia y mucha ropa de abrigo, las auroras boreales se sumarán a esta fiesta de fuego, hielo y nieve a -10 grados bajo cero.
- Madeira (Portugal): 0 horas
Además de presumir de exuberancia y clima suave todo el año (se alcanzan los 19/20 grados en diciembre y enero), la isla atlántica de la eterna primavera cuenta con un espectáculo de fuegos artificiales espectacular (llegó a ser el más grande del mundo): unos diez minutos de lanzamientos pirotécnicos repartidos entre Funchal (la capital de Madeira), Porto Santo (la pequeña de las islas de este archipiélago portugués) y el mar. Y todo a la misma hora de Canarias (una hora después que en el resto de España), con quien comparte huso horario.
- San Juan de Terranova (Canadá): -3.30 horas
La remota Canadá está más cerca de lo que pensamos: la isla de Terranova es la región norteamericana más próxima a Europa y su capital, San Juan (o St. John’s Newfoundland) es, además de una bellísima villa marinera de fachadas de colores, la ciudad más antigua del continente americano. Sus aguas (en las que se hundió el Titanic) son las favoritas para ver ballenas y darse un gélido baño entre icebergs el día de año nuevo como ritual de buena suerte.
- Nueva York (EEUU): -5 horas
Si hay una Nochevieja icónica, es la que se monta en Times Square cada 31 de diciembre, con la gran bola de acero y mucho 'glitter' bajando al ritmo de una cuenta atrás que arranca justo diez segundos antes de la medianoche. Para estar ahí, hay que acudir con al menos doce horas de antelación, por lo que elegir otras opciones menos turísticas suena mucho más interesante. ¿Una fiesta en barco con vistas a Manhattan y bajo la luz de los fuegos artificiales? Así sí.
- San Francisco (EEUU): -8 horas
Ir a San Francisco en Nochevieja y hacer un crucero por la bahía es tan inevitable como subirse a un tranvía. Eso sí, una vez vistos los fuegos artificiales que iluminan el puente de la Bahía, con el emblemático Ferry building en el 'skyline' desde el embarcadero, hay que salir de fiesta. En plan callejero, por Chinatown o Union Square, o en algún hotelazo, como el The Fairmont’s, uno de los más populares por su icónica y gigantesca casa de jengibre: dos plantas, siete metros de alto y más de 10.000 ladrillos de pan de jengibre ¡comestibles! Visita obligada.
- Hawái (EEUU): -10 horas
Las islas Howland y Barker son, oficialmente las últimas de todo el globo terráqueo en despedir el año. Pero como están deshabitadas, nos quedamos con la fiesta de la vecina Hawái, con la que comparte franja horaria. La capital, Honolulú es posiblemente la mejor de las opciones (en el resto de islas del archipiélago las fiestas suelen ser privadas). Importante: la juerga comienza a las 7 de la tarde y nada de lentejuelas, el 'dresscode' lo marca el vestido de flores y las camisas hawaianas.