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Muebles de anticuario, jardín secreto, diseños de Loewe y mucha fiesta: la historia que hay detrás de uno de los hoteles más bonitos de Madrid

Todo un pionero: es el primer hotel de Madrid que se convirtió en un Relais & Chateaux

Noelia Santos
Escrito por
Noelia Santos
Editora, Time Out Madrid
El Jardín del Orfila
El Jardín del Orfila
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A finales del siglo XIX, raro era quien no conocía los fiestones que se montaban en esa casa palacio que hay escondida bajo una densa arboleda en el corazón de Chamberí. Porque lo que hoy es un hotel histórico, y pionero, primero fue un lugar regentado por la alta burguesía madrileña de la época. Un rincón castizo y señorial donde la aristocracia del momento se reunía para disfrutar de recepciones, conciertos y representaciones teatrales privadas entre obras de arte, pasamanerías y brocados. Y ese es solo el principio de la historia (para muchos desconocida) que hay detrás del icónico Hotel Orfila de Madrid, uno de los hoteles más bonitos de la ciudad. Y uno de los que tienen más secretos. 

Tras estar en el candelero de las crónicas sociales del momento, el palacete cayó en el olvido y no fue hasta 1999 cuando despertó de su letargo para renacer como hotel cinco estrellas. Y no era uno cualquiera: con la apertura del Orfila nacía, además, el primer hotel Relais & Chateaux de Madrid. Su encanto y singularidad reside no solo en las estancias de esta casa palaciega construida en 1886, sino en todo lo que hay en su interior. Porque sus actuales propietarios son viajeros y coleccionistas de arte que han hecho de las paredes y estancias del Orfila su galería de arte particular. Gracias a ellos, desde finales del siglo XX, pinturas y otras obras de incalculable valor vuelven a brillar en su interior, como en la época de las recepciones de la alta sociedad. 

Hotel Orfila
Hotel Orfila

Este es el lugar más mágico, secreto y desconocido

Entre muebles de anticuario (sillas de Medina Sidonia), vajillas del siglo XVIII y porcelana japonesa de Imari, brillan muchas obras que bien podrían estar en un museo, como las pinturas de un discípulo de la Escuela de Velázquez o la obra atribuida a Cecilio Pla, el pintor valenciano discípulo de Sorolla. No son los únicos tesoros escondidos: el retrato decimonónico de Fernando VII que da la bienvenida a los huéspedes en la recepción del hotel, o el trampantojo de grandes dimensiones (un impresionante mural firmado por la artista contemporánea Natalia Lafita) que preside la terraza secreta del jardín, el lugar más mágico y singular de todo el hotel

En las habitaciones, pañuelos de seda de Loewe enmarcados o papeles en las paredes firmados por Gastón y Daniela. No es de extrañar que personalidades de lo más ilustres lo hayan elegido para alojarse en Madrid, como Hubert de Gyvenchy, que se quedó una larga temporada mientras preparaba aquella exposición monográfica que se pudo ver en el Museo Thyssen a finales de 2014 (tan solo cuatro años antes de fallecer). Hoy uno de los platos del menú elaborado por el chef con dos estrellas Michelin Mario Sandoval, jefe de gastronomía del Jardín de Orfila, es un homenaje al maestro de la alta costura y a su afición a la crema de boletus. Todo eso ha pasado en los primeros 25 años de su historia reciente y, con motivo de su 25 aniversario, se contará en una edición de un libro especial que recopila todo el arte y la historia del hotel. 

Hotel Orfila
Hotel Orfila

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