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El 23 de mayo de 1981, tres meses clavados después del intento de golpe de estado comandado por Tejero, Barcelona vivió otro de los episodios más oscuros de aquella montaña rusa que fue la Transición que nos habíamos dado entre todos. Una docena de atracadores armados hasta los dientes entraron en el Banco Central, en el corazón de la ciudad catalana, junto a las Ramblas, y durante 37 horas frenéticas mantuvieron encerrados a casi 300 rehenes: pidieron la liberación de los cabecillas del 23-F, y amenazaron con volar el edificio.
Hay varias teorías respecto a las derivadas políticas de lo que, de entrada, parecía un robo. Y la adaptación seriéfila de aquellos hechos, que llega ahora a Netflix (8 de noviembre), apuesta por la versión que siempre ha mantenido José Juan Martínez, el líder de la banda. Una explicación con implicaciones de las altas esferas del ejército y los servicios secretos. No contaremos aquí esa teoría, la descubriréis viendo los cinco capítulos de esta miniserie que dirige Daniel Calparsoro y que cuenta con un puñado de intérpretes muy conocidos: Miguel Herrán, Hovik Keuchkerian, Juan José Ballesta, Isak Férriz y la protagonista de estas líneas, una María Pedraza (Madrid, 1996) que mantiene su buen olfato a la hora de participar en proyectos destinados a ser grandes éxitos de público.
Pedraza debutó con 'Amar' (2017), notable ópera prima de Esteban Crespo que inició una carrera marcada por los éxitos de 'Élite' y 'La Casa de Papel', también de otras series como 'Toy Boy' o 'Galgos', y de películas como 'Las niñas de cristal' (2022), 'Awareness' (2023) o 'El correo' (2024). De su impacto en la pantalla, pero también de la fama y de su otra faceta profesional, marcada por la moda y por las redes sociales, hablamos en esta charla con la actriz.
No sé cuántas veces tendrás que explicar que 'Asalto al Banco Central' no tiene nada que ver con 'La Casa de Papel'...
Pues llevo unas cuantas, eh, unas cuantas, sí. Son dos series completamente diferentes. Una habla de un robo, y sitúa al espectador dentro del atraco. Y este Asalto al Banco Central cuenta un hecho histórico en España, que yo no conocía, porque cuando sucedió aún no había nacido, y que me ha parecido muy interesante. Porque, claro, al final te das cuenta de que no estamos hablando de un atraco normal, si no que hay mucho más detrás de eso. Y la serie, además, ofrece tres perspectivas distintas al espectador: la rama política, la parte de los asaltantes y también el lado de los periodistas, que es en el que yo aparezco. Y en todas ellas detectas la tensión que se respiraba: los aciertos, los fallos, las dudas, es una serie rica en muchos conceptos. Así que es muy diferente a 'La Casa de Papel'.
¿Qué te hizo aceptar la oferta de participar en ella?
Bueno, la oferta llegó durante el rodaje de 'El correo', que fue lo primero que hice con Daniel Calparsoro. Un día, después de rodar una escena, vino y me dijo: "María, me gustaría que participaras en una serie, harías de periodista, es una historia real..." Pensé que sonaba muy bien, y cuando me mandaron el guión me pareció algo súper potente, muy distinto a lo que había hecho antes, porque a mí me encanta hacer cosas completamente diferentes unas de las otras. Y me atraía también que fuera una historia real, un hecho histórico.
He tenido momentos en los que debería haber sido un pelín más prudente... al final he aprendido un poco de las experiencias
En una escena del primer capítulo, el fotógrafo del Diario de Barcelona que interpreta Hovik Keuchkerian te dice que para ser periodista no se puede ser buena persona. Médicos y misioneros sí, pero periodistas... ¿Tuviste que aprender a ser mala gente?
(risas) A mí me pasa que soy una persona muy inocente, y eso es algo que comparto con Maider, mi personaje. Tengo esa cosa de confiar en todo el mundo. Soy una persona muy sociable, muy confiada, y muchas veces he tenido momentos en los que debería haber sido un pelín más prudente, o más desconfiada. Y por ahí va lo que le aconsejan a Maider en ese instante: ten cuidado porque no todo es de color de rosas, ni todo te va a salir tan bien. En todo caso, creo que al final he aprendido un poco de las experiencias.
Maider es una mujer joven en una redacción de hombres. Y también le advierten que se lanza a una jungla y que se la pueden comer. Pensaba en el paralelismo con la llegada de una actriz joven a otra jungla, la del cine, la de la industria, que tampoco está mal.
Por un lado, y ante la oportunidad de poder interpretar a una periodista de aquella época, es verdad que mi personaje está ficcionado, porque en aquella época la mujer no tenía el poder que a lo mejor puede tener ahora, o más bien el acceso a determinadas cosas. Así que yo creo que ahí se jugaban en la vida, básicamente. Y, bueno, nuestra industria, el cine, pues también puede ser una jungla. Pero es que yo soy una persona a la que le gusta mucho el silencio. He vivido siempre con mucho ruido, siempre hacia afuera, y no sé, me gusta meterme como en mi cápsula, en mi vida, en mi templo, y la jungla la dejo para cuando dan acción y corten. Y ahí me lo paso muy bien.
Maider es una periodista muy ambiciosa. ¿Cómo has manejado en tu profesión ese elemento, esa ambición?
Es verdad que Maider sí tiene ambición... ella no le tiene miedo a nada, porque después del fallecimiento de su padre, y de ser testigo de su muerte en primera persona, siente que no tiene nada que perder. Ella quiere cumplir su sueño, quiere hacerlo por ella y por su padre, y obviamente eso supone intentar descubrir toda la verdad. Y creo que es algo que más o menos puedo llegar a compartir con Maider. Pero en su caso roza lo desmedido. Creo que he tenido la gran suerte de tener una ambición un poco más sana, sin avaricia. Siendo muy consciente, sabiendo lo que quiero conseguir, pero teniendo en cuenta lo que ya tengo, y haciendo camino poco a poco.
¿Sueles proyectar esos objetivos?
Sí, pero eso me lo quedo para mí. Creo que ni yo misma lo pienso, pero sí está en mi subconsciente. O sea, yo tengo muy, muy, claros los objetivos que quiero conmigo misma, con mi carrera profesional, pero siento que están más en el subconsciente. Aunque todo lo que he proyectado a día de hoy se ha cumplido, la verdad.
En la serie, Maider tiene un tremendo primer día de trabajo. ¿Recuerdas el tuyo como actriz?
Buena pregunta, mi primer día como actriz... Sí, sí, claro que me acuerdo. Fue con 'Amar', con Pol Monén, con Esteban Crespo, y fue haciendo una escena en la que desenvolvía un regalo. Pero recuerdo perfectamente que no tenía miedo, y, curiosamente, que me sentía en un lugar muy cómodo.
Mi primer día como actriz... sentía que aquello era para mí, sentía que sabía que me quería dedicar a ello
¿No sentías los nervios normales del debut?
No, estaba muy tranquila, sí. Es curioso. Hay una película que me fascina, 'Interestellar', de Christopher Nolan, que habla mucho de la física cuántica. Y yo suelo tener algunos déjà vu, siento que hay cosas que ya las he vivido. Y no sé si me pasó con aquel primer día, si de repente ya había sido actriz en un universo paralelo, porque estaba muy a gusto. Sentía que aquello era para mí, sentía que sabía que me quería dedicar a ello.
Volviendo a la ambición, y añadiendo la gestión del éxito, has vivido pelotazos como 'Élite' o 'La Casa de Papel'. Y habrás visto reacciones muy distintas en quienes vivisteis aquello, ¿no?
Sí, sí, completamente. Al final, cada persona es un mundo y creo que cada persona vive su propio proceso de adaptación y de aceptación, porque no todo el mundo tiene las herramientas, o le llegan las herramientas en el momento en que se necesitan. Pienso que en esos momentos, cuando vives algo por primera vez y no tienes esas armas, estás un poco como perdido, no sabes cómo abarcar o abordar esas situaciones porque se te escapan un poco de las manos. Pero bueno, al final nos vamos haciendo adultos y acabas aprendiendo sí o sí, acabas adquiriendo esas herramientas para poder convivir con ciertas cosas.
Es que me parecen emociones muy extremas para gente tan joven...
Pues justamente lo estaba hablando con mis representantes hace un rato. Yo no sé si es que soy una persona muy positiva o qué. Yo recuerdo que mi mejor amigo me dijo: "María, intenta bajar un pelín a tierra". Pero, claro, es que era imposible. O sea, realmente estábamos en un momento en el que todo el mundo estaba alabando nuestro trabajo, todo el mundo nos amaba. Realmente, a mí el estar en la nube me duró unos días, porque soy una persona con los pies en la tierra. En eso yo creo que soy muy normal, muy humilde, pero sí, la verdad que es fuerte cuando te pasa algo así. Tampoco te lo esperas, es algo que no tienes previsto. Pero luego es algo muy gratificante, gracias a eso mi trabajo se conoció. Y, también, es que lo recuerdo y pienso que me lo pasé muy bien. Fueron años muy bonitos, y las promociones que hacíamos, la ilusión que teníamos... Yo, de las cosas que estoy más orgullosa, es la de no haber perdido el entusiasmo. Porque al fin y al cabo esta es una profesión súper inestable, una montaña rusa. Y tienes que aceptar la incertidumbre, el no tener respuestas cuando necesitas tenerlas.
Mi proyecto ahora mismo soy yo, porque más allá de la María-actriz está mi vida
Una montaña rusa que, en tu caso, ha tenido picos muy arriba. Y desde esas alturas, la caída puede ser...
¡No, no, la caída es caída libre! Así es, pero es que esta profesión está hecha para los valientes, y bueno, yo creo que somos valientes, la verdad. A veces te preguntan por el próximo proyecto, y puede costar decir que ninguno. Pero yo, cuando no he tenido ninguno, lo he dicho abiertamente. Porque mi proyecto ahora mismo soy yo, porque más allá de la María-actriz está mi vida, y mi vida es tan importante. Mucho más que la actuación, pero claro, esto lo aprendes con el tiempo.
Más allá de la María-actriz también hay una María Pedraza muy vinculada con la moda y con las redes sociales. ¿Te lo tomas como una carrera paralela?
Sí, yo diría que son carreras paralelas, que una se acompaña de la otra. Y bueno, yo creo que es algo que sencillamente se ha puesto en nuestras vidas, todo ese tema de las redes sociales, y al final es como si fuese un escaparate. Tampoco sé si es parte de nuestro trabajo, porque realmente yo siempre he tenido mis redes sociales como parte de mi día a día. Ni siquiera lo pienso, pero me gustaría que las personas que me siguen me vean como lo que soy, una persona normal y corriente, que no muestra otra cara ni nada por el estilo. Creo que ya tenemos la presencia en redes automatizada: el Instagram, la moda, asociar la moda con Instagram, y tener aparte una carrera como actriz. Antes se criticaba, o al menos te ponían muchas etiquetas, cuando eras muy activa en Instagram: que si eras influencer y ya no eras actriz... Entonces hay como una especie de batiburrillo ante lo que yo digo: vamos a ver, yo ante todo soy María, mi profesión es actriz, no soy influencer, pero si de repente a alguien le pueden llegar a inspirar mis publicaciones, pues genial. Influencer es otra profesión, que no es la mía. Al final, cuando tú tienes claro lo que eres o lo que quieres ser, el resto puede opinar misa, porque tú sabes bien hacia qué lugar quieres ir.
Hay que saber utilizar muy bien las redes sociales, porque nunca sabes cuánto de peligrosas pueden llegar a ser
Tienes 10 millones de seguidores en Instagram. Me explota la cabeza.
Es que yo creo que al final no eres muy consciente, tu cerebro no está preparado para procesar que tanta gente pueda llegar a ver tu publicación. Yo creo que si fuese realmente consciente, no sé si querría que mis fotos llegaran a tantas personas. O sea, si yo viese a toda esa gente viendo mi foto... Algunas veces me ha pasado que, estando en la calle, he visto algún grupo de chicas viendo mi foto y reconociéndome. Y me ha causado tanto rechazo... de repente me he sentido ridícula, estúpida. Es muy curioso. El tema de las redes sociales es un mundo aparte. Pero claro, yo cuando subo alguna foto es que no lo pienso, ni creo que nadie piense en esto. Por eso hay que saber utilizar muy bien las redes sociales, porque nunca sabes cuánto de peligrosas pueden llegar a ser.
Antes decías que cuando tienes claro a dónde quieres llegar, la gente puede decir misa. ¿Has tenido que soportar opiniones dolorosas?
Mira, hace poco, Ester Expósito dio un discurso en los premios de Harper's Bazaar que me provoca absoluta admiración: por fin podemos expresar lo que sentimos cuando alguien comenta nuestras publicaciones criticando nuestro estado físico o lo que sea. Ella decía que los comentarios son de personas que se escondían detrás de las pantallas, y es así. Entonces las actrices posiblemente nos callábamos, pero ahora, a día de hoy, siento que ya se está verbalizando que no somos objetos, que no somos de piedra, que somos personas con sentimientos, y que cualquier respuesta también te afecta. Y entonces yo sí, sí que he tenido una etapa en la que me han afectado ciertos comentarios, porque al final tenían que ver con mi trabajo. Y eso te hace muy, excesivamente, vulnerable. Y esas personas no son conscientes de lo vulnerable que te pueden llegar a hacer. Luego pasa el tiempo, te haces fuerte, aprendes, y ya, con perdón, todo te la suda, básicamente. Es que ya me da exactamente igual, la verdad, como si tengo una arruga, un grano, es que me da igual. Aprendes. No sé, quizás es que estoy llegando casi a los 30, entonces posiblemente ya es que todo me la suda, la verdad.
Aquí se une el hecho de que seas actriz, famosa, etc., con el ser una mujer...
Mira, me pasó algo que jamás entenderé. A ver si esa persona llega a leer esta entrevista, porque me encantaría que supiera lo que voy a decir: presentando 'Las niñas de cristal' en una rueda de prensa en el Festival de Málaga, un periodista me preguntó delante de todo el mundo: "oye, perdona, es que estás muy delgada, ¿qué te pasa?" Me parece de un mal gusto... Muchas veces decimos, ojalá hubiese contestado en aquel momento, porque tendría que haberlo hecho. Pero claro, en ese momento te quedas tan en shock que ni siquiera sabes qué decir. ¿Por qué tenemos que aguantar, y no solamente nosotros en esta industria, sino todo el mundo, que nos hagan este tipo de comentarios? En redes sociales, o en una rueda de prensa. Que te pregunten si estás gordo o delgado, o si tienes granos o arrugas, o lo que sea... Creo que hemos pasado a un libertinaje. Es que es una cuestión de empatía, de ser amable con las otras personas. Pero también creo que se está tomando consciencia...
Termino preguntándote por el futuro. Creo que has rodado dos proyectos, una película y una serie, en el Reino Unido...
Sí, este verano rodé mi primera película en inglés, que se titula 'Blurred', y fue una experiencia maravillosa, la verdad, increíble. A mí me van mucho los retos, y poder expresarme en otra lengua fue uno de ellos. Es verdad que pasas por muchos procesos mentales con el tema del idioma, pero también te hace más fuerte. Y hace cosa de un mes terminé de rodar la segunda temporada de 'The Famous Five', de la BBC, que se estrenará en Navidades aunque no sé si podrá verse en España. Comparto reparto con Jack Gleeson, que fue uno de los protagonistas de Juego de Tronos...
¡El rey Joffrey Baratheon, uno de los malos más malos de la historia de la tele!
Sí (risas), pues mi personaje y el suyo son como almas gemelas en la serie. De verdad que es muy divertido ver cómo se expresan otros actores y otras actrices en otro idioma, es como... es otro lenguaje, es otro mundo. Y le tengo muchísimo cariño a este chico, a Jack, porque de verdad es un compañero diez, y un actor increíble, de estos que te quedas pensando: madre mía, ¿qué está haciendo?