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Hay que subir hasta la novena planta para llegar a este comedor con el nuevo bocata de calamares más singular de la capital y que aún pasa algo desapercibido entre turistas y madrileños. Esa ascensión ya te ofrece una panorámica privilegiada sobre la Gran Vía, un buen plan para escapar del gran bullicio de gente subiendo y bajando la calle y a la vez un rincón casi clandestino para disfrutar estas semanas de las luces navideñas en pleno centro de la capital.
Hay buenas vistas hacia fuera pero también hacia dentro, hacia el plato. La Braserí, escondida en el Hotel Montera Madrid (Curio Collection by Hilton), ofrece un perfil castizo-mediterráneo donde cabe todo el mundo. Porque puedes pedirte unos torreznos hipercrujientes o unas ostras al natural. La carta luce mucho plato veggie (de una ensalada de lentejas a una coliflor a la brasa) y un acompasado baile de platos internacionales unidos al producto más selecto (anchoas 00, jamón Cinco jotas, caviar ecológico Riofrío...).
Así que tú eliges lo que te quieres gastar. Porque puedes ir a tope si estás en modo celebración (tienen para compartir desde un Ribeye a un jarrete confitado) o puedes quedarte en un risotto a la milanesa o unos mejillones al vapor. Y de postre, proponen hasta media docena de opciones. El goloso quedará saciado. Y luego, si te animas, el fin de fiesta es un poco más arriba, en la azotea, territorio coctelero con la firma del histórico Museo Chicote.