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Son cada vez más los puestos de mercado que seducen paladares sean brillantes cocinas viajeras, platos sencillos pero muy muy reconfortantes o creaciones con maneras de alta cocina pero sin ataduras y con precios contenidos. Uno de nuestros favoritos para sorprender y compartir con amigos está en el mercado de Antón Martín. Allí se instaló Samy Alí dejando atrás una estrella Michelin (aunque la guía gala ha vuelto a poner el foco en su particular y transfronteriza propuesta) hace ahora cuatro años.
Y es aquí, acompañando al hiperfamoso y ineludible Candy Eléctrico, donde vais a encontrar este postre que han llamado Palmolita y que será lo más inusual y extraño que podéis a comer para celebrar el Día Mundial del Chocolate (13 de septiembre). Un dulce donde cada elaboración se hace en la casa. Sí, también el hojaldre, parte fundamental y laboriosa del asunto. Un dulce, por cierto, que pica. Una curiosidad para golosos. Así son las cosas en Doppelgänger. Sorprendentes (prefieren el sabor a la estética) pero también ajustadas de precio.
No hay menú degustación. Ofrecen varios platos que pueden ir perfectamente al centro para compartir. Así que podéis llegar a la Palmolita sin gastaros mucho. De hecho, como el resto de platos de la carta, también el postre está disponible take away.
¿Qué lleva la Palmolita?
Como la cocina de Samy se dispara en mil direcciones a lo largo del mundo, esta vez hace parada en México. La cobertura es un mole de chocolate que no elude su lado picante y que se equilibra con ese topping de cebolla y el rábano, ambos encurtidos. Es un final espléndido después de pasar por la maravillosa ensaimada con cebolla negui y pimienta acompañada de caldo de cocido, que acaba de volver a la carta, y el Adobix, un plato en tempura ácido-picante-anisado que hacen con el pescado del día.