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Las bombas de baño no existían antes de que Mo Constantine, fundadora de Lush, las inventara. La idea se le ocurrió en 1989 con una simple pastilla efervescente: el efecto que provocaba en el agua le sirvió de inspiración para trasladarlo a la bañera. Y el resto ya es historia.
Una historia que comenzó el 27 de abril de 1990 con la primera patente de bombas de baño que revolucionaría el ritual del autocuidado en el mundo y colándose incluso en el diccionario con su propia definición y hasta en el Museo: se exhibe la primera bomba de baño en la Tate Modern de Londres en 1999.
Es por eso que Lush ha organizado una exposición para recodar ese momentazo de su historia abriendo el primer museo de las bombas de baño en su 'flagship store' de la Puerta del Sol (Carmen, 24). Una muestra que, además de reunir desde las primeras bombas a sus 'best seller', cuenta curiosidades desde su creación: desde cuál es la bomba de baño navideña más vendida, a las bombas de baño inspiradas en películas, el tamaño de la bomba de baño más grande del mundo (tres toneladas) o la apertura de la primera tienda dedicada solo a este producto en el mundo (está en Japón).
Estará abierta al público hasta el próximo 4 de mayo y, entre otras muchas actividades, invitará al público a fabricar su propia bomba de baño.