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Después de muchos meses cerrada, la estación de Banco de España vuelve a funcionar con regularidad desde hace un par de semanas. Muchos madrileños vuelven a descender, a diario, los peldaños de las escaleras de la boca de metro en hora punta. Zapatos de ejecutivo, deportivas, chanclas de turista y tacones andan pisando chicles y colillas, siempre con mucha prisa. Aprovechando el bullicio, el Ratoncito Pérez ha decidido reabrir la puerta de entrada a su guarida secreta. ¿A que no os habíais fijado?
Mide medio palmo de altura. El dintel parece una barra de caramelo curvada, de rosa y blanco, y la madera está pintada de azul celeste. Puede que para la mayoría de transeúntes pase totalmente desapercibida, a la sombra del bordillo, tocando a los Jardines del Palacio de Buenavista. Pero ya hemos visto a algún niño atento al que el diente le empieza a bailar acercándose para pedir un deseo. Nadie lo ha visto entrar ni salir. Pero si arrimáis el oído mientras duerme podréis escuchar cómo respira.