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Lo dicen ellos. Llevan casi 40 años dándole a la parrilla en Madrid pero había que cambiarlo todo para volver a recuperar feligreses. Y aquí, en un comedor escondido en mitad del distrito de Chamartín, hay mucho aficionado a la buena mesa. No digamos a una chuleta madurada. Y en este restaurante que aún huele a nuevo tras la reforma integral andan sobrados de planes carnívoros. Solomillo, T-Bone, lomo alto de Angus, chuletón de buey gallego, mollejas de ternera... Todo acompañado de varias guarniciones y salsas. Hay fondo para elegir y compartir.
Y no solo de carne alimentan las brasas en Casabula (Bolivia, 21). De lunes a domingo (13:30-16:00 y 20:00-0:00) por el fuego van pasando también alcachofas, puerros, zamburiñas, pulpo... y lo que vaya trayendo la temporada. Pero su propuesta arranca en una selección de entrantes que son un compendio del mejor tapeo. Cuesta elegir. Hay anchoas del Cantábrico, torreznos de Soria asados, rabas con ali-oli de ajos asados, huevos rotos, ensaladilla rusa, buñuelos de bacalao...
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Entre plantas y con la luz entrando por todas partes (el techo es casi todo acristalado), también te puedes hacer un viaje relámpago a Asturias, un territorio que está en el ADN del local. Hay fabada, cachopo y hasta setas con picadillo de chorizo al Cabrales. Redondean el plan con media docena de postres caseros y un guiso del día para los que se conviertan en habituales.