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Lara Fernández tiene 21 años, nació en Los Caños de Meca y reside en Madrid desde hace cuatro años. Podría ser cualquier persona, pero si la llamamos por su nombre artístico, Judeline, todo cambia. El verdadero 'boom' le llegó con su 'Gallery Session', en la que interpretó los temas 'Tánger' y 'Zahara', donde su hipnótica y suave voz nos transporta como el rubor de las olas de su Cádiz natal por un relato de amor separado por el mar y el narcotráfico. Pero su primer tema viral tenía nombre propio: 'Canijo', quien le rompió el corazón.
Ahora, presenta 'Bodhiria', su primer álbum y el nombre con el que ha bautizado a un mundo ficticio, contingente, etéreo, cuya existencia depende de que su recuerdo perviva en la mente de un antiguo amor. Desde allí, Judeline adopta la figura de una narradora, angelA, que actúa como un alter ego para contar la historia de un amor tóxico presentado con toques de brujería, un halo de oscurantismo y la poderosa imagen del imaginario religioso andaluz. Con esa fuerza visual, en contraste con su dulce voz, Judeline llega con todo vendido al Circo Price los próximos 21, 25 y 28 de enero, tres jornadas en las que adentrarse de la mano de Judeline para explorar su 'Bodhiria'.
Justo antes de publicar el disco, contabas que el proceso te ha llevado a sentir: "Motivación, alegría, dolor, angustia, calma, paciencia y crecimiento". ¿Cómo estás ahora?
Muy bien, muy contenta, la verdad. Estoy con la cabeza más en el siguiente proceso y qué es lo siguiente que tengo que hacer, que en el disco. Más centrada en la gira, y supercontenta, jo, me ha hecho mucha ilusión el recibimiento.
Han sido tres años de preparación del disco, ¿qué has aprendido en el proceso?
Creo que hay muchas cosas que se sacan de hacer música para la que a una no le preparan, y he aprendido un montón, lo que es la gestión de un proyecto en general, donde hay presupuestos, hay jaleos, hay tiempos, hay estrés… creo que hay cosas que haría de manera muy distinta en el próximo disco.
Me he hecho adulta a la vez que hacía el disco
¿Cómo ha cambiado Judeline y cómo ha cambiado Lara en este proceso?
Como Judeline, he aprendido muchísimo porque han sido muchísimas experiencias profesionales con distintas personas, he aprendido a desenvolverme yo misma en el estudio, distintas voces, distintos sonidos… como Lara, me he hecho adulta a la vez que hacía el disco. Empecé a hacer el disco con 19 y ahora tengo 21, creo que han sido momentos muy clave donde al hacer el disco, Lara ha cambiado un montón.
¿Por qué el nombre de Bodhiria? ¿Tiene algún significado?
No tiene ningún significado en concreto, lo creé pensando en ese mundo que no existe, y que te llevara a un no-lugar. Poder crear un lugar de cero me transmitía ciertas sensaciones y quería ponerle un nombre un poco inventado.
En el tema que abre el disco, bodhitale, dices: "Mientras existe Bodhiria, siempre estás conectado a mí". ¿Qué es Bodhiria? ¿Podemos escapar allí?
Ahí era un mensaje a un chico que se quedó en el otro plano en la historia, y le digo que mientras exista es el limbo que nos conecta; mientras que yo sea importante en su pensamiento, de alguna manera él me pertenece a mí. Bodhiria es como una mente, una Inteligencia Artificial.
Te han comparado con Rosalía y 'Bodhiria' tiene un halo a su disco 'El Mal Querer'. ¿Te aporta presión esa comparativa, es más un halago, estás de acuerdo…?
Lo puedo entender, la comparativa siempre está ahí. Me lo tomo como un halago, obviamente, y entiendo que personas que no están tan enteradas de la música, que tienen un oído más general, su forma de clasificar los géneros y la música es la comparativa que más cerca tienen. Rosalía obviamente es famosísima y pionera de la mezcla de géneros en España y este nuevo sonido que está influenciando a muchos chavales, incluida yo, y bueno, lo puedo entender.
En 'Zarcillos de plata' dices: "Es lo que tiene enamorarse de un G". Escribiste un tuit en el que explicabas que: "Honestamente la g vale tanto para gánster como para gay, siempre que me gusta un tío es alguno de los dos y honestamente se pasa fatal con ambas".
Era más una broma, realmente en la canción me refiero a un gánster, pero en mi grupo de amigos la mayoría son queer, siempre tenemos la broma de que la G puede dar juego a muchas cosas. Terminé escribiendo eso y me ha pasado que chicos que me gustan y son guapos, educados, limpios, agradables, abiertos de mente… de repente todo es maravilloso y, claro, son gays. Bueno, pasa, pero era más de broma que otra cosa (risas).
El misticismo y la oscuridad me han llamado siempre la atención
En algunos vídeos, como en los de 'INRI' y 'mangata', juegas a crear un universo oscuro, rodeado de magia. ¿Te sientes atraída por esa estética o ese universo?
Me atraen mucho las imágenes que en las que de alguna manera ves y sientes que hay algo mal, pero todo en la imagen está aparentemente bien. En los vídeos, queríamos representar eso, que hay algo que te hace sentir un poco incómodo, raro, hay una sensación oscura… a mí el misticismo y la oscuridad son algo que me han llamado siempre la atención, sí.
¿Es Judeline un poco bruja, como cuentas con humor en 'Brujería'?
(risas) No porque yo haya intentado serlo, pero desde chiquitita me han dicho siempre que tengo un sexto sentido, que tengo buena intención. Soy más de: esto me ha dado esta energía y esta vibra y yo creo que tal… y luego suelo tener razón.
¿Si pudieras hacer vudú a alguien, a quién sería?
A nadie, a nadie… no hay nadie en el mundo que… (risas). Pienso que el karma luego le da la vuelta a todo.
También juegas mucho con la religión. ¿Qué significa para ti todo ese imaginario que la acompaña?
Siempre he estado conectada a ella, Andalucía es un lugar muy católico e inevitablemente siempre ha estado muy presente en mi vida, pero lo he tomado a mi manera, nunca he tenido una manera muy exacta de interpretar la religión. Cada persona lleva la fe a su manera y eso me parece muy bonito.
Tengo mucho cuidado y muy presente la salud mental, porque ya sé lo que es perderla
Has contado que tuviste una depresión muy profunda desde los 12, 13 años hasta los 17. Decidiste irte a Ámsterdam a trabajar y aprovechabas para cantar en bares. ¿Qué te aportó esa experiencia?
Creo que, de alguna manera, ahora tengo una forma distinta de apreciar la vida, las oportunidades. La vida me gustaba tan poco en ese momento, me sentía atrapada. Ahora lo veo todo de una manera distinta y tengo mucho cuidado y muy presente la salud mental, porque ya sé lo que es perderla, vivir en una negatividad constante, que tu cuerpo esté mal, tu cerebro también… desde que salí de ahí, no he vuelto a entrar, porque siempre he intentado que sea una mejora todo el rato. La música me ayuda a sentirme válida, que estoy haciendo algo con mi vida, la productividad, tener un motivo para salir de casa todos los días, levantarme… es una profesión y a mí me ha salvado la vida.
Eres de Los Caños de Meca, pero vives en Madrid desde que tienes 17 años. ¿Cómo se maneja una niña del sur como tú en la capital? ¿Qué te aporta Madrid?
Bueno, al principio fue un poco duro, porque hace más frío, todo es nuevo, mucha gente nueva, tener que socializar un montón… se te complica mucho, pero ahora soy tan feliz en las ciudades, o sea, me encantan estos sitios y ya me he adaptado, me siento cómoda y no lo cambiaría ahora mismo. Siento que Madrid es mi hogar ahora mismo, pero no sé dónde terminaré.
¿Es Dios bueno o solo es poderoso?
Mmm… hoy vamos a pensar que es bueno (risas).