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El 21 de noviembre, La Pollería estrenaba su cuenta de Instagram con una publicación que decía: "Algo muy grande (y gordo) va a llegar a Chueca". Así ha sido. Su artífice, el pastelero Pedro Buerbaum (también al frente de Ice and Dreams, en la calle Pez), está revolucionando el barrio con sus 'pollofres', unos gofres en forma de falo erecto de unas dimensiones que darían mucho en que pensar al señor Freud. Los sirve en un local situado en el número 23 de la calle Barbieri, que abre cada tarde de 16 a 23 h.
Las paredes son rosa chicle y el escaparate parece el de un 'sex shop'. Ahí se exhibe media docena de espléndidos ejemplares, todos bien tiesos y cada uno recubierto de un topping que se baña la zona del glande. Los hay de chocolate blanco, de chocolate negro y de fresa cremosa que gotea con una irresistible obscenidad. En las calles de Chueca ya se ve a algún goloso hincándole el diente. Y el rumor se está extendiendo por todo Madrid. Pronto habrá riadas de gente adicta al 'pollofre', entregada al pecado.