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La conocida como La Casita del Príncipe, levantada como pabellón de recreo para Carlos IV y Bien de Interés Cultural desde 1931, esconde un rincón perfecto para desayunar, merendar e incluso comerse un menú del día (de martes a viernes). Hasta puedes probar las bizcotelas, un dulce real que se remonta al siglo XVIII, que quizás no conozcas aún.
Y todo en un marco incomparable, de aire versallesco, entre bellos parterres y a la sombra de los árboles. Paco Pastel, conocida pastelería familiar de la localidad con más de dos décadas de experiencia, extiende aquí esa agradable terraza exterior que aún no has descubierto en tu escapada a San Lorenzo de El Escorial. Después de visitar las estancias reales del famoso monasterio, puedes acercarte a reponer fuerzas y disfrutar de sus hamburguesas, sus platos de temporada que encontrarás en la carta o el económico menú del día.
La entrada a los jardines es gratuita mientras que un paseo por las habitaciones de este palacete, construido entre 1771 y 1775 a partir de un diseño de Juan de Villanueva, uno de los arquitectos más importantes del neoclasicismo español, cuesta 5 euros. Por si quieres redondear el plan.