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El proyecto es único en Madrid. Un callejón semiclandestino para bailar en el centro de la ciudad que cada 365 días te lleva a un país distinto y que abre todos los días de la semana. Tras el éxito y las colas a la puerta del local que trajeron el viaje inmersivo con destino a México, el espacio sufre una metamorfosis total para llevarnos de cabeza a la India. Eso sí, no olvidéis la contraseña: Avatar. Y llevad la tarjeta porque no aceptan "cash".
Cambia todo. De los cócteles a la comida que se sirven en el foodtruck que han colado dentro (de donde salen a partir de una hora de la noche de incontables samosas a brochetas o croquetas con bien de curry). Y, por supuesto, se transforma lo que gobierna todo, la joya de la corona, su fabulosa decoración. No hay un centímetro cuadrado que no recuerde con imágenes icónicas a la India más colorista y vibrante. No falta un Namasté ni una espectacular cobra colgada del techo para darte la bienvenida ni decenas de paraguas traídos en maletas directamente del país asiático.
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Aquí puedes venir a beberte, en las archifamosas e muy fotogénicas creaciones del gran José Piñero, un Pink Ganesha, un King Cobra o un Rey Mono, además de un par de guiños a los popularísimos personajes de Avatar pasados por el filtro de Bollywood. O lo que se tercie. En este proyecto a medio camino entre el bar y el club (la cabina del DJ tiene un espacio privilegiado al fondo de la sala), sus habilidosos bartenders tan pronto te preparan un gin-tonic como un trago sin alcohol o una cerveza.
Oculto tras una puerta en una botillería clásica y con todo un storytelling detrás, Calle 365, con capacidad para casi 300 personas, levanta la persiana para el afterwork (sobre las 18.00 horas) y no la cierra hasta las 3.00 de la madrugada (que se alarga hasta las 3:30 horas los viernes y sábados). Está en pleno centro de la capital, en el número 18 de la calle Echegaray, un filón para los noctámbulos con ganas de fiesta y para los aficionados al buen beber, con grandes referentes muy cerca como Salmon Guru o Lovo.