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Resulta increíble que a poco más de dos horas desde Madrid (en AVE o en coche) se encuentre uno de los mejores ejemplos de termalismo europeos. Se trata del lago termal más grande de Europa, una piscina natural gigantesca, de aguas tranquilas y aspecto cristalino, en medio de una finca de bosque frondoso de más de 70.000 metros cuadrados.
Rodeado de un paisaje romántico y decimonónico, en este lugar brotan varios manantiales de agua mineromedicinal a una temperatura constante de 32º C; hasta que llegan al lago, entonces bajan hasta los 28 y 29º C y así se mantienen durante todo el año. A pesar de su inmensidad (el lago cuenta con dos hectáreas) apenas tiene dos metros de profundidad, "lo que le convierte en un lugar idóneo para practicar la natación o relajarse en cualquier época del año, además de aprovechar los efectos beneficiosos que el agua mineromedicinal produce en el cuerpo y la mente". Y eso significa una cosa: es la escapada de proximidad perfecta.
Cómo se llama el lago termal más grande de Europa
Se trata del lago de Alhama de Aragón, un idílico lugar al sur de Zaragoza (muy cerca de Calatayud y de lugares tan mágicos como el Monasterio de Piedra) en el que se levanta desde finales del siglo XIX un reconocido complejo termal con hotel y balneario: Termas Pallarés. Y lo mejor es que no hace falta estar alojado para darse un chapuzón en sus aguas mineromedicinales, sino que cualquiera puede acceder al lago (previo pago de la entrada correspondiente).