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Si Bosco de Lobos se esconde en el COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), en una localización privilegiada entre Salesas, Chueca y Malasaña, el recién llegado Tragaluz, buque insignia de la exitosa casa barcelonesa (ahora comandada por Tomás Tarruella y con restaurantes también en Mallorca y la Costa brava), está oculto en un hotel cuatro estrellas del barrio de Salamanca. Otra nueva ubicación estratégica. Esta vez entre la plaza de Cibeles y la Puerta de Alcalá.
Aquí ha aterrizado su siempre vistosa y confortable cocina mediterránea (de gran inclinación italiana, dicho sea de paso), donde cabe un buen plato de pasta, unos guisantes frescos a la carbonara, unos escalopines de pollo de corral con broccoletti y alcaparras o unos calamarcitos con alubias de Santa Pau. Cocina bien ejecutada y clientes bien atendidos.
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Abrigado por el VP Jardín de Recoletos (Gil de Santivañes, 6), la sucursal de Tragaluz en Madrid ya ha abierto sus reservas (91 019 38 70). El grupo, que ya tiene en la capital espacios tan consolidados como Bar Tomate, Bosco de Lobos y Luzi Bombón, ha decidido traerse ahora el restaurante que le da nombre. Y para vestir su joya más preciada, con barra central de cocina vista y un patio repleto de plantas, han contado con el Estudio Lucca. Porque la parte de diseño, de interiorismo ha sido fundamental para ellos desde sus inicios hace ya unas décadas. Librerías recuperadas del siglo XVIII, un armario ropero con puertas antiguas y enorme sofá de terciopelo para la zona de bar, mientras en la sala mandan la luz natural y los materiales orgánicos como la madera o la pizarra.
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