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Platos hechos al momento en un menú cerrado que cambiará periódicamente. 12 pases para un imponente espacio donde solo cabe una decena de personas. Madrid estrena una nueva y exclusiva barra japonesa (funciona todos los días de la semana pero solo bajo reserva previa) pero no esta vez no se encuentra a pie de calle. El restaurante está muy lejos de las miradas de los transeúntes. Se ubica en una séptima planta junto a la estación de Atocha. Y es la última pista secreta para comer cerca de todos los grandes museos.
A un paso del museo del Prado y del Reina Sofía, a orillas del barrio de las Letras, se oculta desde hace unos pocos años el restaurante Quintoelemento, una propuesta de cocina de autor, diseñada por el inquieto Juan Suárez de Lezo, que acaba de dedicar su fabulosa barra de ónix rojo al sushi. Una barra en forma de U con tres vitrinas donde a diario se expone todo el pescado y marisco fresco que van a trabajar a la vista del comensal. Hay cuidado por el detalle y una excelente materia prima pero también una mirada propia más allá de la técnica y la tradición. Así el menú (140 euros incluida una degustación de tres sakes) cuenta con algún apunte latino como ejemplifica su cóctel de huevas de trucha marinadas con jugo fresco de ají amarillo o el tiradito de hamachi y dashi clarificado de vieira.