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El prestigioso restaurante La Guisandera de Piñera fue el escenario para elegir elegir al ganador del V Campeonato Mundial de Callos que organiza el cocinero asturiano Pedro Martino. A la convocatoria acudieron 14 restaurantes de toda la geografía española y un jurado formado por chefs, periodistas y profesionales del mundo de la gastronomía.
Si os gusta la casquería fina, ya tenéis una excusa para ir a conocer Ovillo, el proyecto más personal de Javier Muñoz-Calero en toda su dilatada carrera, un restaurante cuyo equipo está formado mayoritariamente por jóvenes de Cocina Conciencia, programa de integración laboral y social. Alejado de los barrios más gastronómicos, desde el corazón de Prosperidad, el chef madrileño conquista comensales con una propuesta muy dinámica, vibrante y gustosa. Un secreto a voces. Un local enorme para una cocina que cuida el detalle.
Para esta nueva edición del cada vez más mediático concurso de callos Muñoz-Calero presentó una ración donde los garbanzos eran sustituidos por mongetes, un producto del que dijo haberse enamorada en Sant Pau, la casa de Carme Ruscalleda. Destronó así a la receta de Jorge Losa (Zalacaín), otro espectáculo sápido para aficionados a este plato, y la competencia era dura: Pazo de Santa Cruz (Galicia), Castru Gaiteru (Asturias), Saddle (Madrid), Txitxardín (País Vasco), Montia (Madrid), Joseín (Cantabria), Bonanova (Cataluña), Celler Ca´n Marrón (Islas Baleares), La López (Madrid), Tapas 3.0 (Castilla León), Sancho La Merced (Asturias), Media Ración (Madrid), Bina (Andalucía) y Casa Avelino (Castilla León).