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No hace falta más excusas para entrar en este palacete del siglo XIX que tener ganas de comerse una pizza recién salida de un portentoso horno. Porque esa es una de las columnas vertebrales del recién abierto Benedetto Ristorante. Luego si lo que quieres es armonizar el plan con champán, puedes hacerlo, porque hay muchas opciones de burbujas francesas, pero eso ya es cosa tuya.
Aquí, en la segunda planta de Fortuny Home Club, lo que ponen sobre la mesa es una amplia variedad de pizzas y, claro, algunos platos de pastas (calamarata a la boloñesa "bianca" -con rubia gallega madurada al carbón y sal de apio-, papardelle con ragú de jabalí) y un risotto de pesto rojo con gambas, entre otros clásicos de la gastronomía transalpina.
Al final son sus pizzas recién salidas de un horno brillante y mayúsculo el principal reclamo. Luego puedes elegir disfrutarlas en su comedor principal o, juntar a varios amigos, y cerrar para vosotros uno de los dos salones privados que ofrece el espacio. Prueba con la Inmortale (mozzarella, mortadela de trufa, crema de pistacho y aceite de boletus), la No Capricciosa (tomate San Marzano, mozzarella, jamón dulce de Parma, champiñones, crema de setas y gorgonzola) o la Napoletana (tomate, mozzarella, alcaparras, anchoas del Cantábrico y olivas de Kalamata)