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Sus 'sold out' son diarios. Abren a las 13:30 y a las 12.00 puedes ver gente esperando. La cola que se forma cada fin de semana no baja (son 100 personas para comer y otras 100 para cenar pongamos un sábado). Cada vez que Aldo Sebastianelli levanta la cabeza del plato que está ultimando, el cliente que cierra la fila ha cambiado pero está en el mismo lugar que el anterior, el anterior, el anterior... El chef madrileño (curtido en cocinas como las de DiverXO) no para de detallar cada pase mientras Jorge -su socio-, puertas adentro, en cocina... fríe, cuece, empana y suda la gota gorda en esos tres metros cuadrados. Recomendable ir entresemana. El tiempo de espera será considerablemente menor; eso sí, un martes cualquiera el local ya está animado al mediodía.
El proceso y el discurso los tiene ya automatizados pero siempre hay espacio para la improvisación, para responder al comensal interesado por tal o cual salsa (porque las salsas son las reinas del local y llevan mucha producción detrás). Es simpático y rápido. El concepto replica la experiencia de un restaurante de alta cocina pero llevada a un formato callejero, a un puesto de mercado, a comer por unos 15 euros. Así que estamos ante el local gastro más viral ahora mismo en Madrid. Cinco rotundas estrellas en Google. Y ya han pasado por aquí centenares de personas. Inauguraron hace unas pocas semanas. Apunta. Abren de martes a domingo (solo comidas).
Dónde está Gustoo, el puesto de mercado más exitoso de Madrid
Su carta es muy breve. Se ajusta al concepto, a la dinámica del mercado. Te sirven cada plato en una caja y tú te lo comes en la mesa o la barra que encuentres libre en esta segunda planta del mercado de San Antón (Chueca). Son tres platos (más algún fuera de carta que irá cambiando, ahora un puerro en 9 texturas y un calamar con ají amarillo), media docena de rellenos y varias guarniciones. Bao, brioche y filloa. Tú decides el nivel de gocheo. Con el bao te vas a pringar a gusto mientras que la filloa es de cuchillo y tenedor. Se llaman Gustoo. Con dos "oes". Y en su logo, donde aparece una boca salivando, ambas vocales están tan juntas que forman el símbolo de infinito. Una banda de Moebius. Su éxito es imparable. La rueda no para. De hecho, ya piensan abrir una sucursal en otro mercado de Madrid.
Tened los móviles preparados. No hay cliente que no saque fotos o haga un vídeo mientras Aldo salsea con una vívida y rica gama cromática, pone un brote aquí o un encurtido allá. Todo es casero. Todo lo hacen ellos pero no hay postre. Tendréis que buscarlo en otro puesto o fuera del mercado. Entre los clientes, de todo. Turistas, familias, tiktokers, público foodie y curioso al olor del hype. Vienen a comer diferente y barato o a probar esa original patata brava que han visto en su red social de referencia.
