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Es uno de los rincones más apetecibles en el centro de la ciudad, un verdadero oasis y un viaje en el tiempo. Aunque confían que el cierre de su café del jardín sea lo más fugaz posible, los responsables del Museo del Romanticismo cerrarán uno de sus reclamos en los próximos días.
Este domingo 21 de febrero será el último día para asomarse por ahí y charlar tranquilamente frente algunas de sus famosas tartas caseras servidas en una bonita cerámica. Porque recordad que, aunque sus horarios coincidan, no es necesario visitar el museo para probar sus cafés, tés o relajarse un rato... pero ya que estáis merece la pena pasear entre las colecciones artísticas de sus salas.
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