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Que el museo de los grandes pintores (españoles y de las principales escuelas europeas) del siglo XV al XIX elija a un artista abstracto para homenajearle, es ya de por sí notorio (y según qué época, podría haber sido incluso escandaloso). Pero la ocasión lo merece. Y es que, 'Zóbel. El futuro del pasado' no podría mostrarse en otro sitio que no fuera el museo del Prado.
Admirador de los grandes maestros de la pintura, Fernando Zóbel pasó gran parte de su vida estudiando sus obras (en especial las de la pinacoteca madrileña) para comprenderlos y, luego, reinventarlos bajo la mirada de la abstracción, esa vanguardia contemporánea con la que estaba totalmente comprometido. Tanto es así, que a él le debemos la existencia del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, un contenedor de arte único en el mundo y que lleva abierto desde los años 60 (en plena dictadura política) en las majestuosas casas colgadas.
Son 42 pinturas, 51 cuadernos de apuntes y 85 dibujos y obra sobre papel, en los que Zóbel interpreta en su lenguaje abstracto algunas de las obras más conocidas del Prado. Y que invitan a jugar a un juego de pedagogía artística (tratando de identificar las obras de Zurbarán o Sánchez Cotán, Van der Hamen o Velázquez que se esconden bajo el lenguaje abstracto de sus pinturas). Proceden de colecciones españolas, filipinas y norteamericanas, y juntas conforman el recorrido con el que el Museo Nacional del Prado rinde homenaje a esta figura fundamental de la pintura española de la segunda mitad del siglo XX. Y se podrá ver desde el 15 de noviembre hasta el 5 de marzo de 2023.