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Jacopo Iuliano y Romano Lo Sasso, dos amigos italianos afincados en Madrid, estaban hartos de la matraca de siempre con la cocina italiana. "Que si solo somos pasta y pizza, pues no. Es como si os dicen que lo vuestro se reduce al jamón y la paella. Aquí hacemos y ofrecemos lo que te pierdes de Italia cuando no estás en Italia", suelta Jacopo. Por eso hace un mes decidieron abrir Crudo & Cotto (Paseo de la Castellana, 122), para mostrar otras facetas menos conocidas de la culinaria de su país. Es un enfoque muy de producto de allí: quesos, embutidos, conservas, cremas... al que dan salida en un espacio de dos plantas que incluye tienda, restaurante y bar-coctelería (en la planta baja).
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Su carta de divide en siete apartados: al corte, entrantes, tablas, carnes, pescados, ensaladas y paninis, y postres. Puedes pedir embutidos como la finochiona, típico de la Toscana, salami picante o algo de pecorino; o quizá un carpaccio de espadón con vinagreta de limón; una milanesa con crema de trufa y scamorza ahumada, mortadela a la plancha con burrata y pistacho, aceitunas empanadas rellenas de carne, y postres donde no hay ni rastro de tiramisú y otros clásicos trillados por estos lares. Recomiendan encarecidamente probar el coulant relleno de nutella y pistacho con helado de vainilla.
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"Y también te puedes pedir bocadillos de mortadela, porchetta, fingerfood italianos...", añaden. Y dentro de poco traerán sorpresas importadas de su patria que aseguran sorprenderán al público. Para beber ofrecen una carta mixta de vinos italianos y españoles. Todo en un local luminoso con mucha luz natural donde practicamente todo lo que llega a la mesa se puede comprar. Además, los precios son amables con la cartera. ¿Alguien da más?