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Este diseñador madrileño lleva en el mundo de la moda y el estilismo desde los 90, siempre vinculado a grandes de la industria, y moviéndose sin problema entre diferentes estilos y formas de hacer moda: de la pureza y sobriedad de Jesús del Pozo (con quien comenzó a trabajar en el año 1995 en sus colecciones de pasarela), a la colorida y estridente Ágatha Ruiz de la Prada (con quien trabajó durante más de 15 fructíferos años desde 2002 y llegó a ser director creativo de la marca).
Y premios no le faltan: mejor colección de la MBFWM, Premio al mejor Atelier de Costura de Madrid, Premio al mejor diseñador del año Hoy Magazine, Premio Pasarela Española a la trayectoria y Premio Alegría de Vivir al mejor diseñador de alta costura... Si todavía no sabes de quién estamos hablando, ahí va un dato más: lo último que hemos visto suyo en Madrid, ha sido un gran desfile en el parque del Retiro con motivo de la pasada edición de Madrid es Moda, donde los patrones clásicos se han teñido de colores flúor y llenado de volantes.
Alternativo, provocador y, a ratos, muy comercial
Al margen de trabajar para grandes del sector, nunca dejó de construir en paralelo su propia identidad, con propuestas rompedoras, atrevidas y en muchas ocasiones arriesgadas: como aquella vez que diseñó 50 vestidos de lino exactamente iguales y, en vivo, durante un desfile, los remató con salpicaduras de sangre ficticia, dando como resultado 50 vestidos únicos y singulares; o cuando realizó un desfile inspirado en la 'Roma' de Fellini, con piezas con las que jugaba con la geometría, los volúmenes, las transparencias y mucha sensualidad, bordando pezones y penes en porcelana sobre los vestidos, o estampando siluetas de vacas muertas sobre satenes de seda.
A lo largo de toda su carrera, también ha tenido tiempo de coquetear con el diseño de ropa rápida y muy comercial (como cuando estuvo en Springfield), pero también de desarrollar su propia creatividad trabajando todo el estilismo de las cabeceras de moda de la cadena mexicana Televisa. Con un curriculum tan ecléctico detrás, es más fácil comprender toda la amplitud del universo creativo del que posiblemente es uno de los diseñadores madrileños más inclusivos de todos. "Hoy es lo habitual, pero por aquel entonces, la diversidad era rara avis dentro de la industria, aunque él ya lo hacía desde los años 90".
Con una trayectoria así, y un nombre tan multipremiado en el mundo de la moda, resultaba increíble que Maison Mesa no tuviera su propia tienda. Y ahora por fin se ha hecho realidad, estrenando su primera boutique junto a la Gran Vía (Reina, 37). Y, como era de esperar, no es solo una tienda, sino taller y espacio multidisciplinar donde, además de ver a Juan Carlos Mesa creando y trabajando en directo, van a pasar muchas cosas (desde presentaciones literarias a exhibiciones pictóricas o incluso experiencias gastronómicas). Estaremos atentos.